Si algo odia Marcelino, es la mediocridad. Mi regordete camarada, por evidentes razones, jamás pudo adornar la portada de un magazine, mucho menos irrumpir en el mundo de la pornografía como estrella – ¡y vaya que le hubiera gustado! -, y, así las cosas, se ha constituido en crítico de todo. Le miro en el rincón que suele ocupar.
“Eah, gordo, ¿qué te pasa que te miras tan irritado?
“Ah, eres tú… estoy lo que le sigue de encabronado”
“¿Y eso? ¿Te dejó la esposa?”
“Je, si eso hubiera sido estaría más que contento, Germán… no, mi enojo no tiene que ver con mi consorte. Me molesta lo que pasa con este equipo”
Le miro. Sus mofletudos cachetes parecen guindillas a punto de reventar. Me siento con lentitud, sin despegar la vista de su cara, quizá en espera de que estalle y arroje pedazos de Marcelino por los pisos y paredes.
“Este equipo – prosigue – nos hace pensar que estamos en otro nivel, que somos el número uno y mira que dejar ir todo por la bacía de los orines por la forma en que hacen las cosas”
“No entiendo nada de lo que dices” – le digo -.
Toma un sorbo de… ¿cerveza? “Mira que estás enojado donde tomas cerveza en lugar de tu ajenjo, pero dime la razón de tanta inquina”
Sin mirarme retoma su charla. “Estamos a poco tiempo de que todo se decida y cada día que pasa el equipo está mal, hace mal las cosas, piensa mal las cosas y comete muchas pifias”
“Pues sigo en las mismas” – le insisto -.
“Es sencillo, Germán. Este equipo no levanta ni aunque los de enfrente se mueran de pronto. Pareciera que la idea que tienen es ilusionar y, tras ello, decir lo intentamos, pero no pudimos”
Cavilo. ¿Qué equipo será? Caigo en cuenta que se trata del Toluca. “Vaya. Tienes razón. Te entiendo perfectamente. Nos hacen creer que somos lo máximo en materia futbolera y a la hora de la hora, pum, reculan, se miran lentos, apáticos y se dejan caer. Pero no es más que un juego, Marcelino”
El gordinflón levanta la mirada. Sus ojos se ven limpios. Una mueca que simula ser una sonrisa, se dibuja en su boca. “Nadie habla de fútbol, Germán. A mí no me interesa en lo absoluto que un grupo de millonarios en pantalones cortos pierdan o ganen; me refiero al partidote. Tienen todo para arrasar y pareciera que se están resquebrajando. Todos los días en su sede estatal y en las municipales, desfilan cientos de personas. Son gente del pueblo que salen de las oficinas cargando vinilonas y centenares de papeles, pero no pasa nada. Ya vez que hasta al Primazo le quitaron sus promocionales donde aparecía mentando la madre al mundo, pero ni así genera simpatía. Y mira que nos aseguran que, con su triunfo, seremos muy felices, dichosos, y podremos bañarnos en leche de burra todos los días… pero todo es pose, paparruchas… el primate o Primazo es como un globo que se queda sin helio y que baja, baja, baja”
“Pero, dime, ¿te duele lo que le pasa al partidote?”
Suelta una sonora carcajada…
“No te imagines cosas, ni te pierdas en apreciaciones que no son. Me vale un comino lo que le pase al partidote… lo que me duele y desilusiona es que en esta democracia mexica se gaste tanto para tratar de llevar al poder a quien no tiene carisma, a quien tiene un hilo conductor muy fuerte con quienes nos han hecho mierda. Es tanto el despilfarro que duele que, a pesar de ello, de la infraestructura que tiene y de la masa que mueve, todo se esté yendo al caño… y no te confundas, mi rabia es porque ilusionan con lo que no harán, en lugar de que eso que gastan lo destinen a la gente jodida. ¿Por qué quieren que un millonario ajeno al pueblo llegue a gobernar a un pueblo al que nunca regresará después de su campaña?, sobre todo que hoy, Germán, ha subido alguien que no pensaban que llegaría siquiera a figurar en el entramado político y si las cosas son por la buena, los del partidote están tirando el dinero a lo menso”
Partidote sin un buen candidato… candidata sorpresivamente en ascenso… ¿habrá elecciones sin trampa?