La UAEM y la apertura al siglo XXI

Histórica es como han calificado diferentes activistas, medios de comunicación y políticos la participación de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) respecto a la figura legal del matrimonio igualitario en el estado de México. No está de más. La iniciativa por parte del rector de la máxima casa del conocimiento mexiquense, Jorge Olvera […]

Histórica es como han calificado diferentes activistas, medios de comunicación y políticos la participación de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) respecto a la figura legal del matrimonio igualitario en el estado de México.

No está de más. La iniciativa por parte del rector de la máxima casa del conocimiento mexiquense, Jorge Olvera García, para la organización de dos foros que analizaron el reconocimiento de los matrimonios igualitarios, reivindicó el nombre de la UAEM como una institución que tiene la misión de mejorar a la sociedad, a través del pensamiento libre y crítico.

El pasado 25 de mayo, en el auditorio de la Facultad de Ciencias Políticas, entre diputados de la LIX Legislatura local, académicos, alumnos y activistas por la lucha de los derechos de la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travestí e Intersexual (LGBTTTI), el representante de la casa verde y oro colocó con un discurso certero, respetuoso y calculador la  primera piedra de lo que inminentemente se visualiza como la antesala a la aprobación de las bodas gay.

El tema es importante. A pesar de que existan antecedentes públicos de gran trascendencia como el mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, o las dos iniciativas congeladas en el congreso local, la Universidad alzó la voz con una alocución que enfatiza lo evidente, pero ignorado por las instituciones: la Universidad y el Estado son laicos, así como su pensamiento.

Las líneas de la UAEM, que retumbaron en las grandes paredes del auditorio “Ignacio Ramírez”, intercambiaron la postura pasiva de la Academia, esa de buscar exclusivamente el cambio en lo científico, y se tradujeron en propuesta, diálogo y acción.

Sí, el rector Olvera hizo historia al atender la petición, algo tímida, de de dos jóvenes universitarios para colocarse una bandera arcoíris y sostener un letrero con la leyenda “La UAEM apoya a la diversidad sexual”. Acción que no se ha visto en algún representante de otra escuela pública de estudios superiores en el país, ni en la Nacional Autónoma de México.

Se hizo historia al llamar al encuentro de las fuerzas políticas y dialogar sobre un tema que pareciera explotado hasta el cansancio, pero al que no se le ha hecho caso desde hace poco más de diez años en el estado de México.

Ese hecho histórico es un llamado al ejemplo. No tratamos de formar pedestales de oro, plata o bronce, pero si reconocimiento a quien merece, por hacer ver a la sociedad que el pensamiento destruye barreras que la sociedad y las instituciones clericales han construido desde tiempo atrás. Es una oportunidad de cambio, de dar armas a todos aquellos jóvenes estudiantes que viven con miedo de demostrar sus deseos de amar a una persona de su mismo sexo en su transición a la vida profesional; de demostrar que la homosexualidad, la bisexualidad y transexualidad son temas normales que coexisten en todos los espacios de trabajo laboral y escolar.

Una oportunidad de dejar de obstruir el ejercicio pleno de los derechos y dar cabida a lo que por obligación corresponde a todos los ciudadanos: el amparo de la legalidad en todas sus aristas y el respeto íntegro a todas las formas de pensamiento, por parte de alumnos, académicos, políticos y sociedad en general.

En esta ocasión la UAEM y su autoridad se pusieron a la delantera, a la altura de un sistema de primer mundo, pero sobre todo se puso “la de colores” al abrir paso a lo que ha faltado desde hace mucho tiempo: decirle hola al siglo XXI.

“Gracias por sus comentarios, querido lector. Ya nos vio en Alfa, ahora escríbanos en nuestro Twitter, @FDCRadio. Lo esperamos”