Toluca, México; 16 de febrero de 2018. “Yo mero quiero ser su candidato”, dijo José Antonio Meade en Tlalnepantla, el 12 de febrero, cuando cerraba su tristísima precampaña presidencial por el PRI, que lo llevó por todo el país, casi despintado, de la mano de Juana, su esposa. Allí, entre aplausos comprados con tortas unos y con refrescos otros, no pudo aguantarse las ganas de decir que ganará los comicios federales al estilo del Estado de México.
Aquí el PRI gana siempre, a fuerzas, aunque se caiga para arriba.
En esa reunión-acarreo estaba, en primera fila, el ex gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, a quien todavía llaman el primer tío del país porque sus lazos de sangre con el presidente de México, Enrique Peña, no pudo ocultarlos jamás y aunque son distintos físicamente, uno y otro comparten los mismos valores éticos, morales e intelectuales.
De Montiel se sabe mucho pero también casi nada. Después de ser gobernador, su vida privada no ha sido fácil y aunque él mismo se empeñó en construirse un cuento con tintes rosas, todo le salió al revés. Sin embargo, se sobrepuso a todo, incluso a un quebranto grave de salud y se ha integrado a la plataforma priista que apoyará con todos los recursos, las mañas, las trampas y hasta con lo legal, la aspiración de Meade para llegar a la presidencia de México.
No, no todo ha sido de ese color.
Pero lo que sí es rosa es la tarjeta que ayudó a Alfredo del Mazo Maza a ganar la gubernatura del Estado de México, aunque otros opinen que ganó por una serie de cosas que no tienen que ver con esa implementación. Del Mazo es hijo y nieto de gobernadores, primo-hermano de Peña Nieto y el próximo aspirante presidencial, pase lo que pase con Meade. Ha llegado al Estado de México conciliador con todos, estirando las manos para estrechar vínculos y que ningún inconforme quede fuera.
“Hoy es un día importante para los mexiquenses porque hoy iniciamos con el programa #SalarioRosa, para reconocer y apoyar a las amas de casa que más lo necesitan en el #Edoméx”,, escribió quien controla la cuenta de twitter del gobernador que perdió las elecciones contra una profesora. Minutos después el término #SalarioRosa era trending topic, es decir, uno de los más populares en esa red social. Que no lo fuera antes es una simple curiosidad que puede responder con la inversión que el gobierno del Estado de México realiza para promoción en las entrañas de la web, y que se desprende del presupuesto de Comunicación Social que entre 2011 y 2015, con Eruviel Ávila Villegas al frente de la administración mexiquense, gastó en promoción e imagen mil 252 millones 900 mil 595 pesos, según el portal electrónico Sinembargo.mx y la reportera Daniela Barragán.
El 3 de abril de 2017 Del Mazo iniciaba en Ecatepec una campaña tan desteñida como hoy la de Meade y decía, derritiéndose como cera y ante 6 mil mujeres, que para conquistar el voto femenino pagaría mil 200 pesos cada mes a las amas de casa, aumentaría de 10 mil a 20 mil el número de cámaras de videovigilancia, algo así como un “C4 Rosa”. Después dijo que habría “transporte público rosa” y concluyó elaborando un sueño de algodón con una “Universidad Rosa”.
Sí, todo muy adecuado. Y así siguió cuando Del Mazo presentó, el 16 de febrero de 2018, ya gobernador, la famosa tarjeta. Vestido de rosa, junto a su esposa, ella con suéter rosa y cutis lozano, de melocotón, salió fotogénico para quien quisiera retratarlo. Las mujeres favorecidas con la tarjeta posaron con la pareja y mostraron playeras –claro, rosas- con la leyenda de “Yo Amo Salario Rosa”. De fondo, una multitud de globos tapizaba el lugar. Todo rosa, y de inmediato fue tan trending topic que nadie le prestó atención a lo otro.
¿Sirve el Salario Rosa? Y después del salario rosa, ¿qué? ¿Tuvo que ver el periodo electoral para ponerlo en marcha ahora, pero ahorita mismo?
Ya se había previsto. Un reportaje en el semanario Nuestro Tiempo, del analista Félix Santana, desglosó así lo que ofrecía el programa en ese momento, desde la revisión de un documento de 221 páginas denominado “Plataforma Electoral y Programa de Gobierno 2017-2023. Acción con visión por el Estado de México”, presentado por el PRI, PVEM, Nueva Alianza y Encuentro Social ante el Instituto Electoral del Estado de México, y que revelaba que más allá de cumplir con el requisito legal y describir de manera sucinta la problemática del Estado de México y las acciones para resolverla, en ninguno de sus 10 ejes temáticos están las propuestas rosas de la campaña.
Hasta hace un año, el Salario Rosa estaba implementado sobre transferencias monetarias directas de 20 pesos al día, 600 pesos al mes o 7 mil 200 pesos al año. Y eso fue todo, pero 15 días después Del Mazo anunciaba que sí, que el salario sería muy rosa, pero no alcanzaba para los 4 millones 168 mil 206 hogares que hay en el Estado de México, “ni siquiera para el 28 por ciento de las viviendas con jefatura femenina, es decir, un millón 158 mil 268 hogares que son dirigidos por una mujer. Ahora rebajaría su propuesta y sólo se daría a las amas de casa más pobres. Esto significa Salario Rosa sólo para aquellos hogares que en su conjunto ganen menos de 3 mil 900 pesos al mes”.
La realidad fue más o menos similar, aunque mejoró para esas amas de casa favorecidas. La primera etapa tiene contempladas la entrega de 32 mil tarjetas que pagarán, cada una, 2 mil 400 pesos bimestrales desde el programa denominado “Mujeres Fuertes”. Esto significa 40 pesos diarios, mil 200 pesos mensuales, y si hay suerte y todo funciona como está planeado, 14 mil 400 pesos al año.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicó el 11 de enero de 2017 los resultados de la “Cuenta Satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México”, donde establece que el valor económico del trabajo no remunerado doméstico y de cuidados, alcanzó el equivalente a 4.4 billones de pesos, lo que representa el 24.2 por ciento del Producto Interno Bruto Nacional, superando a cualquier otra actividad económica como la industria manufacturera, comercio o servicios inmobiliarios que representan el 18, 17 y 11 por ciento del PIB, respectivamente”.
Un respiro. Rosa, si se puede.
La efervescencia por este programa político fue tal que el teléfono de esta Redacción sonó, al menos cien veces en una semana, antes de que la tarjeta fuera presentada formalmente. Eran mujeres, pero también hombres, preguntando cómo podía activarse en ese programa. Número equivocado, claro, pero esas llamadas perdidas resultaron un termómetro para medir el poder del gobierno en la promoción. Se compró de todo y se hizo lo que se pudo con tal de que saliera bien. Las mismas redes sociales contribuyeron, empezando por el propio Del Mazo que después de celebrar el día de Amor se daba tiempo para empujar a su programa estrella de asistencia social. Otro lo llaman de distinta forma: pobres eternos, votantes seguros.
Lo que fuera, Del Mazo repartió las primeras 3 mil tarjetas para mujeres de 12 distintos municipios. Una nota de Karina Villanueva para Alfa Diario daba cuenta de que Amanalco, Donato Guerra, Ixtapan del Oro, Otzoloapan, San Simón de Guerrero, Santo Tomás, Temascaltepec, Texcaltitlán, Villa de Allende, Valle de Bravo, Zacazonapan y Villa Victoria eran los primeros municipios rosas. Para Érick Sevilla Montes de Oca, secretario de Desarrollo Social, ese salario ayudará a las mujeres más pobres de entre 18 y 59 años. “Se están haciendo los estudios, hay reglas de operación muy claras, este es el ejercicio de una primera solicitud que ya se publicó el 12 de febrero, las primeras 37 mil gentes que ya se atendieron. Recibimos solicitudes de más de 221 mil personas, se está revisando una por una; todas las coordinaciones regionales están haciendo el trabajo, las brigadas rosas también, para checar que haya esta condición”.
Para él, eso es empoderar a la mujer.
Y las redes sociales ayudaron. Algunas hasta hicieron reír y el mismo anuncio de Del Mazo en twitter desató un modelo de burla, ya icónico con Peña Nieto, que cuestionó desde la broma una cosa muy seria, el rostro rosa mexiquense que, dice un cartón, concentra el 25 % de las desapariciones de niñas y adolescentes. “Nos vamos a ahorrar un montón de salarios rosas”, dice Del Mazo, leyendo esa cifra.
Pero la burla abona poco. Clientelar, su efecto es igual al de la tarjeta La Efectiva, de Eruviel Ávila, de la que no se sabe qué sucedió con ella pero sirvió perfectamente para entretener a todos en los comicios de 2012, 2014 y 2015.
Para unos el Salario Rosa es un fraude que no necesita mentir a nadie para allegarse votantes. Pasa siempre y todos los gobiernos han usado algún tipo de apoyos sociales que por regla general comienzan antes de algún periodo electoral. Este tipo de programas entrega de todo: tinacos, cemento, varillas, tarjetas, despensas, pies de casa, dinero en efectivo pero sobre todo promesas disfrazadas de miedo. Si algo cambia, los apoyos terminarán o serán destinados a otros, dice el mensaje entrecomillado que cada paquete también entrega.
Para inscribirse a este programa sólo se necesita una copia de la credencial de elector y un comprobante domiciliario. Las formas más ambiguas del fraude electoral siempre tienen que ver con la amenaza velada: “somos pobres pero lo seremos más si no se obedece”.
No, no funciona pagar por mantener la pobreza en el status quo que significa hacerse usuario de estas ayudas, aunque si se rechazan no se podría sobrevivir. El punto fino radicaría en recibirlas pero votar por quien uno quiera. Pero es lo que es y una encuesta periodística reveló que votan más por el PRI quienes apenas han terminado la primaria que quienes tienen mayor grado de estudios.
La Gaceta del gobierno del Estado de México, del 22 de enero de 2018, daba cuenta de la instrumentación del programa, y entre las cláusulas de recisión se encuentra una que describe todo el meollo de hacerse el rosa: será cancelado o dado de baja del programa, aquella que “realice actos de proselitismo en favor de algún/a candidato/a o partido político o coalición, haciendo uso de los apoyos”.
Y pues sí. Los videos de la inauguración del programa en Villa Victoria presentaron a un Del Mazo impecable, ya se dijo. El pantalón azul de mezclilla y su camisa rosa le dieron fuerza para decir que “aquí tienen, ante ustedes, a 3 mil mujeres del Estado de México que nos dicen que el Salario Rosa no es un programa más. El Salario Rosa les va a cambiar la vida todos los días, a ellas, a ustedes, a todas sus familias, ¡porque el día de hoy le cambiamos la vida a 3 mil familias con el Salario Rosa! ¡El Salario Rosa es un pago por el trabajo que hacen como amas de casa, es un pago que les va a servir para invertir en lo que ustedes quieran!”, dijo el gobernador cuando todo terminaba.
Después todo terminó aunque signifique lo contrario. El cierre de Meade en Tlalnepantla y la apertura del Salario Rosa están relacionados entre sí desde la dinámica de quienes ejercen el poder y se puede interpretar como un anuncio de que todo el andamiaje del PRI está en marcha.
Rosas, pero sin descuidos.
La vida (ni tan vida)en rosa (ni tan rosa)
Toluca, México; 16 de febrero de 2018. “Yo mero quiero ser su candidato”, dijo José Antonio Meade en Tlalnepantla, el 12 de febrero, cuando cerraba su tristísima precampaña presidencial por el PRI, que lo llevó por todo el país, casi despintado, de la mano de Juana, su esposa. Allí, entre aplausos comprados con tortas unos y con refrescos otros, no pudo aguantarse las ganas de decir que ganará los comicios federales al estilo del Estado de México. Aquí el PRI gana siempre, a fuerzas, aunque se caiga para arriba. En esa reunión-acarreo estaba, en primera fila, el ex gobernador del
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