Las cenizas y las cosas

La migración, la “era pre-internet”, el 9/11, el abandono, el fracaso (laboral, creativo, amoroso) son algunos de los temas que el narrador, ensayista, crítico cultural y pornógrafo Naief Yehya aborda en su novela “Las cenizas y las cosas”: un escritor de origen iraní, que llega a vivir a la Ciudad de México para después, gracias […]

La migración, la “era pre-internet”, el 9/11, el abandono, el fracaso (laboral, creativo, amoroso) son algunos de los temas que el narrador, ensayista, crítico cultural y pornógrafo Naief Yehya aborda en su novela “Las cenizas y las cosas”: un escritor de origen iraní, que llega a vivir a la Ciudad de México para después, gracias a una beca, radicar en la Gran Manzana. Esto pareciera forzar los espacios geográficos con el mero objetivo de expandir los acontecimientos narrados; aunado a esto, el viaje que realiza a China (cuyas razones no revelaré), anécdota que se entremezcla con la rama principal de la novela: el viaje de Niarf Yahamadi, el protagonista, a una academia perdida en el remoto pueblo de San Ismael, generaron originalmente en quien esto escribe una mueca de desilusión. Demasiadas digresiones solo para que abundaran las páginas de una historia que podía resolverse con pocas páginas. No obstante, el autor logra enhebrar todos los hilos dispersos en un final bien logrado.

Efectivamente, Yehya no será el mejor narrador de su generación (lo que sea que esto signifique), pero es divertido; su humor, incisivo e irreverente, permite una lectura ágil y entretenida. “Mi intención no era hacer un panegírico doloroso y lastimero, sino todo lo contrario, regodearme con esas miserias y hacer de esa condición algo un poco más cómico”, aseveró el escritor en una entrevista, y creo que lo logra bastante bien.

De nuevo, sin ser la gran obra, “Las cenizas y las cosas” tiene bastantes guiños que harán sonreír a más de un lector.