“El año en que le editamosa Gabriel García Márquez”

Toluca, México; 6 de marzo de 2018. Gabriel García Márquez, reportero de profesión, desde sus inicios tenía claro lo que quería: contar historias. “A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera”, fue la dedicatoria de García Márquez en su primera novela, La Hojarasca. A partir de ahí no despegó la pluma y en 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura por su obra Cien años de soledad. Una de las editoras más importantes de México, Stella Cuéllar, formada entre las obras de los autores más importantes, narra
marzo 6, 2018

Toluca, México; 6 de marzo de 2018. Gabriel García Márquez, reportero de profesión, desde sus inicios tenía claro lo que quería: contar historias.

“A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera”, fue la dedicatoria de García Márquez en su primera novela, La Hojarasca. A partir de ahí no despegó la pluma y en 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura por su obra Cien años de soledad.

Una de las editoras más importantes de México, Stella Cuéllar, formada entre las obras de los autores más importantes, narra que fue justamente Gabriel García Márquez, quien le marcó su profesión.

“En 1988 llevaba un año haciendo edición para el departamento de Extensión Académica en la Facultad de Filosofía y Letras, cuando Federico Álvarez, doctor emérito de la UNAM nos propuso a Mauricio López (editor, escritor y poeta) y a mí, el reto más importante, al menos para mí que era muy joven e inexperta: editar “El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez.

”Llegaron los originales, escritos en máquina de escribir y los marcábamos, realizábamos el trabajo editorial y las correcciones, todo bajo la supervisión de Álvarez y en el proceso me presentaron a Gabriel en su casa de Coyoacán, fue una experiencia maravillosa, era un encanto, respetuoso y fue el primer escritor que me dijo que ‘los escritores escribimos textos, y ustedes, los editores, los convierten en libros’. Es una frase que me motivó y siempre voy a recordar.

Una de las frases de García Márquez que hace recordar que no podemos convivir con nuestro sofoco demasiado tiempo es “Volverán -dijo- La vergüenza tiene mala memoria”.

”En las tardes de corrección nos invitaba el café, las galletas y le mostrábamos el trabajo para saber si le gustaba o no, dialogábamos los cambios y le explicábamos por qué eran modificados, y cuando no le gustaba lo que habíamos redactado, le daba la vuelta y lo cambiaba, siempre dialogando. Un día, me dijo: ‘¿te cuento un secreto? yo tengo muchas fallas para escribir, soy reportero, uso un programa para computadora que me ayuda a escribir’.

”García Márquez siempre trabajó con generosidad, sencillez, agradecimiento y respeto. Fue una de esas experiencias que marcan tu vida, porque la edición, más que una profesión, es un oficio, como el zapatero, en la medida que haces más y más te conviertes en un experto.

”Cuando estás empezando y conoces a un gran escritor, te motiva a continuar. Años más tarde, me encontré al maestro en un café, llevaba algunos ejemplares de un libro infantil que edité. García Márquez me saludó afectuosamente y me dedicó un ejemplar con unas sencillas palabras, ‘de otro que también escribe’ que me alegraron y recuerdo con gran afecto”.

Gabriel García Márquez fue uno de los grandes referentes del realismo mágico y hasta Google lo recuerda rindiendo homenaje con un doodle que reúne a los personajes de obra Cien años de Soledad como José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, los fundadores de Macondo; la mariposa amarilla, símbolo principal de la novela y del amor; el tren amarillo que lleva incertidumbre, evidencias, halagos y desventuras a Macondo; el galeón que simbolizaba una burla al destino ; los peces dorados que vendía José Arcadio Buendía y finalmente una representación de la iglesia donde fue bautizado García Márquez.

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