La licencia por paternidad es el derecho que se le otorga al padre trabajador, para ausentarse de su puesto de trabajo, con remuneración para contribuir al cuidado y atención de los hijos en los primeros días del nacimiento o adopción.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoció este derecho desde el año 2008; pero no fue sino hasta el año 2012 que se reguló como uno de los derechos en nuestras leyes fundamentales.
La justificación esencial para otorgar esta licencia es el reconocimiento de la responsabilidad compartida de madres y padres en la crianza, cuidado y atención de las personas recién nacidas o adoptadas; así como la relevancia de propiciar las condiciones culturales, sociales y familiares necesarias, para que los vínculos entre quienes componen las familias se fortalezcan.
Esta licencia que hoy se traduce a cinco días hábiles, constituye una medida de trascendencia para los derechos de igualdad que deben prevalecer en una sociedad; sin embargo para muchos resulta que es insuficiente, pues este tiempo es muy corto para lograr involucrar a ambos padres en los cuidados del recién nacido, ya que tendrán que modificar todas sus rutinas.
Desafortunadamente en México no existe una cultura, ni una política pública en materia de igualdad total entre géneros, muestra de ello es que países como Italia, Portugal y Chile definieron desde hace varios años la instauración de la licencia de paternidad como obligatoria para todos los varones que sean padres, mientras que en México sólo se otorga en caso de que el hombre la solicite; además de que en otros países como Suecia, se otorgan 480 días tanto para el padre como la madre, en Rumanía se dan 126 a ambos, en Alemania hasta 98 días para los 2.
Existen estudios que sostienen que en los países europeos que han fortalecido e impulsado esta medida, los padres que hicieron uso de este permiso se involucraron en mayor medida en los cuidados infantiles, terminando con patrones socioculturales de conducta, eliminando prejuicios y prácticas estereotipadas, y dejando atrás la imposición de roles entre hombres y mujeres; por ello se afirma que este cambio es primordial para generar el camino al principio de igualdad plena.