El Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de México y Municipios no tiene mañana. El próximo año será suprimido como órgano autónomo. La función no desaparecerá, pero sí su onerosa estructura. Es buen momento para que los integrantes de su consejo —burocracia dorada cedida por cuota al PRIAN— vayan buscando chamba.
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Horacio Duarte, Trinidad Franco, Juan Carlos González Romero y Francisco Vázquez integran el grupo de confianza de la gobernadora. Son la «guardia pretoriana» de Delfina. Los que sacan el pecho por ella y no le fallan. Son, quizá, los inamovibles. Seguramente pronto se incorporará a esa élite Óscar Flores.
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El clero católico mexiquense, muy influyente durante el régimen anterior, presiona para impedir la despenalización, pero no lo conseguirá, esta batalla la tiene perdida, afortunadamente para las mujeres en particular y, en general, para el régimen de libertades.
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Desde las cloacas del poder político, económico y criminal se endereza una campaña de presión y desprestigio contra el fiscal José Luis Cervantes. Están muy alterados frente a la pérdida de privilegios e impunidad. Quisieran tirarlo en represalia. Fracasarán.
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El mecanismo que operó para precipitar la salida de Andrés Andrade de la Secretaría de Seguridad es el mismo que se ha encargado de colocar en la conversación pública el relevo de Paulina Moreno en la Secretaría de Finanzas. No son las mejores formas para hacer ajustes en el gabinete, porque parece más una intriga política que un ajuste administrativo.
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