Morena está en proceso de construcción de una estructura electoral superior a la del PRI, su principal adversario. Más de 6 mil 500 operadores capacitados profesionalmente para movilizar electores, distribuir el mensaje y defender los votos. Esa maquinaria morenista será la que operará también en las elecciones presidenciales de 20224.
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Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera son las finalistas. Cualquiera de ellas dos podría ser la propuesta priista. No, no es que en las preferencias están empatadas, porque en todas las encuestas Del Moral aparece con buena ventaja, pero representan a dos grupos políticos distintos muy equilibrados en fuerza, que están en disputa. La moneda sigue en el aire y no tienen mucho tiempo para resolverlo, Morena les lleva ventaja.
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En el PRI Estado de México la decisión está tomada: habrá alianza, siempre y cuando sea encabezada por un o una priista. No, no entregarán la candidatura al PAN, porque no hay razones de competitividad electoral, políticas ni de aritmética. El ofrecimiento es pactar un gobierno de coalición entregándoles posiciones clave. Están a la espera de respuesta.
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«Por sus hechos los conoceréis». Ningún otro organismo ha resultado más inútil y oneroso que la Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal Anticorrupción del Estado de México y Municipios (SESAEMM). Son poco menos que una entelequia con una burocracia de salarios premium. Parecería que, a su titular, Claudia Valdés, se le pagan del erario público casi 150 mil pesos mensuales por… ¡no hacer nada!
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Es imposible para el gobierno seguir ocultando el desastre en el campo mexiquense. De acuerdo con las propias cifras oficiales disponibles y que corresponden al ciclo agrícola 2020, la producción se contrajo casi 20 por ciento por razones técnicas, financieras y de desorganización. La nueva Secretaría del Campo es un elefante reumático dirigido por la psicóloga Leticia Mejía, de buena experiencia en política, pero limitados conocimientos en materia agropecuaria. Sabrá producir votos, pero no alimentos.