Adriana Barraza es un orgullo toluqueño. Su carrera como actriz ha merecido todo tipo de reconocimientos, menos los de las autoridades de la ciudad. Hace unos días estrenó su mas reciente película, Coyote Lake, pero ha pasado de noche para la gente en las instituciones de cultura en el gobierno. Es una pena que al Estado de México se le mencione en todo el país por los escándalos de su clase política y no por sus talentos, como el de Adriana Barraza.
No habrá ningún problema real para que la LXI Legislatura apruebe en tiempo y forma el presupuesto 2022 del Estado de México. Por supuesto, el debate será ríspido y hasta estridente, pero los diputados, como siempre lo han hecho, terminarán por ponerse de acuerdo. Los coordinadores de las bancadas mayoritarias tienen buen diálogo, fluido y de mutuo entendimiento, el consenso es tácito.
Nadie está más feliz en el Estado de México que los bancos. Por ellos, que las cosas sigan como están por los siglos de los siglos, les va de maravilla, qué necesidad van a tener de un cambio. Su mejor cliente es el gobierno, desde hace décadas le presta dinero con muy buenos créditos. Durante los últimos 20 años han cobrado alrededor de 70 mil millones de pesos nada más de intereses. Hoy, la deuda pública ya rebasa otra vez los 50 mil millones, pero las finanzas públicas estarán esclavizadas por los menos hasta 2045. Aunque no existen cifras exactas, hay estimaciones académicas serias que hablan de que por lo menos 3 millones de ciudadanos mexiquenses tienen deudas bancarias. Muchos de ellos trabajan para solo pagar, si se midiera en tiempo, dedican alrededor de 6 horas diarias de su vida para cubrir los intereses de los créditos. El verdadero poder en Edomex, son los organismos financieros.
El miedo no anda en burro. La alcaldesa de Metepec y su familia viajan en lujosas camionetas blindadas adquiridas con recursos públicos del municipio. No solo eso, al menos 12 guardaespaldas se encargan de su seguridad personal y la de sus hijas, todos en la nómina del ayuntamiento. En Metepec todos podrán estar inseguros, menos la presidenta municipal y los suyos.
En el peñismo los grandes negocios sucios se hicieron en Pemex y en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Con la detención de Emilio Lozoya, toda la atención pública se ha posado en el saqueo a la empresa petrolera propiedad del Estado, pero es cuestión de tiempo, quizá el próximo año ––previo a las elecciones en el Estado de México–– que la bomba SCT estalle y deje muchos damnificados en la administración pública estatal. El expediente de los negocios turbios con obra pública durante el sexenio pasado es gigante, el presidente lo sabe. Será el nuevo escándalo que sacudirá a México.