Lo que dicen las cifras

En el termómetro político del Edomex, los números no mienten: unos se hunden, otros flotan, y algunos creen navegar pero solo hacen círculos.
agosto 10, 2025

Azul en números rojos

Dicen que barco que no cambia de capitán acaba en el fondo, aunque flote. El PAN mexiquense es prueba viviente: desde hace casi una década navega con la misma tripulación —Enrique Vargas, Anuar Azar y Víctor Hugo Sondón—, escoltados desde la capital por Ricardo Anaya, Marko Cortés y Jorge Romero. El único que ha encontrado puerto seguro es Vargas; el partido, en cambio, encalla una y otra vez. Lo que en los noventa fue corriente azul hoy es charco turbio: 12 % de opinión positiva, 81 % negativa, cuatro alcaldías de relleno y una bancada legislativa que ni estorba ni estremece. No es la fuerza del adversario lo que los hunde, sino el peso muerto de su propia cúpula, que prefiere administrar la decadencia antes que arriesgarse a perder el timón. Así, rumbo a 2027, el PAN no compite: sobrevive… y apenas.

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Morena y el dilema del verdugo

En política, ganar no siempre es arrasar; a veces conviene dejar enemigos vivos para que sigan justificando tu existencia. Morena y sus aliados —PT y PVEM— son, hoy por hoy, los mejor calificados por el electorado: 64 %, 47 % y 40 % de opinión positiva, respectivamente. Con esas cifras, el 2027 podría ser un banquete sin opositores de peso: todo a su alcance, todo servible. Pero el poder absoluto necesita espejos, aunque sean deformes, para seguir narrándose como opción frente a “los otros”. Un cálculo de clemencia podría regalarle oxígeno a los rivales más pequeños, no por generosidad, sino por utilidad. Porque hasta el verdugo sabe que conviene que quede alguien con quien comparar su filo.

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El PRI y su última vela

Ochenta y cinco por ciento de rechazo no es un mal día: es un certificado de defunción política en proceso. El PRI mexiquense carga con ese peso y, para colmo, su líder nacional, Alejandro “Alito” Moreno, podría terminar desaforado y en prisión por corrupto. Si eso ocurre antes de 2027, la elección será menos una contienda que un velorio: sin cabeza nacional, sin relato y sin base social que no dependa de alianzas prestadas. El viejo partido que se creía eterno enfrenta la condena de ser irrelevante, incluso como adversario, y en política, desaparecer sin que nadie te mate es el peor epitafio.

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MC, la naranja de los inconformes

Treinta por ciento de opinión positiva no es para saltar de gusto, pero en la feria de las encuestas es la mejor cifra después de Morena y sus aliados. Movimiento Ciudadano se perfila como la alternativa más cómoda para cuadros valiosos que buscan otras opciones sin abrazar al oficialismo ni hundirse con las ruinas opositoras. Su reto es convertir esa simpatía dispersa en estructura real antes de 2027; de lo contrario, seguirá siendo un muelle donde muchos atracan para la foto, pero pocos zarparán hacia un proyecto que de verdad compita. Porque en política no basta con ser la fruta más fresca si no tienes canasta.

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Vaya, vaya, Salud podrida

En la Secretaría de Salud, ese ministerio de dolores de cabeza para la maestra Delfina, el hilo conductor lleva al diputado Pedro Zenteno. Fue él quien colocó allí a Macarena Montoya, y con ello sembró la semilla de la desgracia. Macarena no solo ha fallado a la gobernadora, sino también al propio Zenteno, a quien terminó traicionando. Su gestión es insostenible: sin resultados, sin control y sin respaldo real, se ha convertido en un lastre que erosiona la credibilidad del sector y la paciencia política del gobierno. En política, poner a alguien en un cargo es como firmar un pagaré: si sale mal, la deuda es del que lo recomendó.

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