Los Pintados: una comunidad asechada por la pobreza y olvidada durante la pandemia

Los Pintados: una comunidad asechada por la pobreza y olvidada durante la pandemia
La comunidad pertenece al municipio de San José del Rincón en el Estado de México que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL), tiene 83.6% de su población en situación de pobreza y 47.3% en pobreza extrema, lo que significa que tienen de 3 a 4 carencias sociales

Antonina es la hija mayor de Modesto García, un campesino que vive en la parte alta de “Los Pintados”; comunidad que carece de diversos servicios públicos entre ellos la electricidad además de su mayor problema “la escasez de agua potable”, que derivado de la contaminación y la acumulación de basura ha mermado las corrientes de arroyos y ríos que cruzan por la zona.

Ante esta necesidad del suministro del vital líquido, Isabel Santanita nieta de don Modesto, tiene que caminar cerca de ocho kilómetros hasta el pozo más cercano para poder rellenar sus botellones que son transportados por “limón” el burro de la familia.


Para Isabel esta carencia de agua siempre ha existido. “Este pueblo de lo que carece es del agua, el agua siempre nos ha hecho mucha falta, nunca nos han apoyado con el agua, tenemos un río donde traemos el agua para bañarnos o para lavar los trastes, pero ya últimamente tiene mucha basura y tenemos que comprar agua embotellada porque en la del río ya no nos sirve, tiran mucha basura.”

El ejido de “Los Pintados” es una comunidad que tiene más de una carencia social y se encuentra en situación de pobreza extrema. Se ubica a hora y media de la capital mexiquense y ha sufrido intensamente los estragos de la pandemia, pues debido al desempleo y la falta de oportunidades, cientos de sus habitantes han regresado a su pueblo natal hasta que mejore la situación laboral.

La comunidad pertenece al municipio de San José del Rincón en el Estado de México que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL), tiene 83.6% de su población en situación de pobreza y 47.3% en pobreza extrema, lo que significa que tienen de 3 a 4 carencias sociales.

Don Modesto de 94 años, nos narra pasajes de cómo ha enfrentado las carencias sociales desde su juventud. Estos pasajes le recuerdan cuando las personas, que ahora son mayores, se organizaban por tener una vida digna; a través de escritos que enviaban a la cabecera municipal de San José del Rincón hacían llegar sus exigencias para mejorar el ejido. Sin embargo, ahora los años acumulados son testigo de cómo van muriendo gran parte de sus amistades, aquellos que trabajaban el campo y se preocupaban por mejorar sus condiciones de vida.

Modesto: “Ya todo cambio a los jóvenes de ahora ya no les importa el campo, ahora solo quiere cumplir la mayoría de edad para irse a buscar trabajo en la ciudad, en vez de que aprovechen los terrenos que les heredaron sus padres a sus abuelos, a veces quisiera mandar una solicitud al gobierno, pero con qué recursos, si con trabajos tengo para comer, menos voy a tener para el pasaje

Antonina es ahora la encargada de cuidar a su padre, debido a la falta de trabajo se dedica a desgranar costales de maíz que con el paso del tiempo y por la falta de atención se han ido pudriendo. Por ello, busca rescatar lo que queda de la semilla y venderla en cuartillos o sembrarla para poder comer.

“Administrando de a poquito porque cuando tenemos el maíz no compramos, así nos aguantamos, aunque sea una salsa a veces porque ya estamos acostumbrados a comer eso. Cuando hay compramos una sopa o a veces cuando hay compramos un kilo de carne, pero cuando no nos tenemos que aguantar”, relata Antonina.

Muy pocos son los casos registrados de COVID-19 en la zona; sin embargo, ahora a la familia Sánchez no le queda más que esperar la temporada de cosechas para poder tener un ingreso. Los integrantes de la familia tienen rezagos educativos debido a la situación de pobreza en la que se encuentran, por lo que sus integrantes solo tienen la opción de trabajar en el campo o trabajo del hogar.

La pandemia agudizó la situación laboral y sin opciones la familia esperará a que termine esta enfermedad para salir del ejido en busca de nuevas y mejores oportunidades. Sin embargo, por el momento tienen que lidiar a diario con la problemática del agua potable y comida para poder sobrevivir.