«Los vemos hasta en la sopa»

"Los vemos hasta en la sopa"
Tantas declaraciones estridentes, ridículas y banales, propician animadversión.

Afortunadamente, los primeros días de septiembre se sabrá quiénes son los futuros abanderados para competir por la presidencia de la República en 2024, tanto de la oposición como de la llamada 4T.

Y es que al contrario de lo que en el mundo de la política se considera importante, en la población, sobre todo la llamada clase media, existe una especie de hartazgo por la sobreexposición de todos los que aspiran al cargo más importante en términos de elección popular.

Tantas declaraciones estridentes, ridículas y banales, propician animadversión a lo que debiera ser un ejercicio de trascendencia democrática.

Ruido además alimentado, hay que decirlo, por los grandes medios de comunicación, profesionales de la manipulación, que en México como en otras partes del mundo tienen intereses empresariales y hasta bancarios, que propician que el derecho a la información de los ciudadanos pase a un segundo plano.

Todo lo politizan, pero lo que es peor, ya no tienen credibilidad alguna, siendo público y notorio que lo que los mueve son sus intereses de grupo, nunca el beneficio colectivo.

Los que resulten abanderados —mismos que vemos hasta en la sopa— aparecerán de manera oficial en eventos masivos hasta noviembre. Esa es la buena noticia, la mala es que a partir de septiembre, a nivel nacional, se verá invadida la privacidad ciudadana por una andanada de propaganda política.

Lo anterior debido a que el 3 de septiembre del 2023 inicia el proceso electoral para renovar la Jefatura de Gobierno de la CDMX y la Gubernatura de Morelos, el 1 de octubre las Gubernaturas de Tabasco y Yucatan y durante el mes de Noviembre las de Veracruz, Puebla, Jalisco y Guanajuato.

Y en enero de 2024, la renovación de la Gubernatura de Chiapas, todos los Diputados Federales, Senadores, muchas diputaciones locales y presidencias municipales.

Parece que quedó en un sueño el que se empataran todas las elecciones para celebrarse en un solo día y así, que el resto del tiempo se destinara, al menos teóricamente, a dar resultados, acabando de paso con el negocio de los partidos políticos.