Manipular la opinión pública a través de las redes sociales no solo se ha convertido en una táctica común de grupos de interés, sino también en un negocio altamente rentable. Existen despachos dedicados exclusivamente a la renta de bots y trolls. En el Estado de México, al menos dos empresas bien conocidas son contratadas frecuentemente por políticos para contaminar la conversación pública, especialmente cuando esta puede afectar sus intereses.
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El ataque digital contra Delfina Gómez
Uno de los casos más notorios fue la campaña de desprestigio contra la entonces candidata Delfina Gómez, diseñada y ejecutada por iStrategy, agencia encabezada por Adán Figueroa, exasesor digital de Eruviel Ávila durante su gubernatura y expareja de Carlos Aguilar, excoordinador de Imagen Institucional.
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Exfuncionarios y las granjas de bots
Otro exfuncionario público dedicado al negocio del cultivo y renta de granjas de bots al servicio de las peores causas políticas es Jorge Pérez Zamudio, el defenestrado coordinador de Comunicación Social. Junto con su ujier, Alejandro Colón, exjefe de prensa del convicto exalcalde de Toluca, Raymundo Martínez, han operado en beneficio de distintos intereses políticos.
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Crisis en el proceso universitario
El proceso universitario se ha contaminado. La secuencia de errores ha generado un consenso mayoritario entre las candidatas –cuatro de cinco– para denunciar la parcialidad en la contienda. El rector no puede ni debe seguir callado, creyendo que así esquiva la bala. Nunca antes se había visto un ambiente tan enrarecido ni un proceso tan impugnado.
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La embestida contra Eréndira Fierro
Las críticas contra Eréndira Fierro han sido durísimas, muchas de ellas injustas y falsas. La carta firmada por las demás candidatas, exigiendo la cancelación de su registro, es demoledora. Sin embargo, si la contienda no garantiza equidad ni imparcialidad, la responsabilidad no recae en Eréndira, sino en el presidente de la comisión: el rector saliente, Carlos Barrera.

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