México y sus remesas

México y sus remesas
Las remesas dirigidas a México por connacionales desde el exterior, sin duda han ayudado amortiguando la caída del PIB.

Hay de recesiones a recesiones y la del 2020 fue de una naturaleza muy particular por mal pandemia covid-19. Esta enfermedad llegó en la forma de un choque externo, en un momento  desfavorable del ciclo económico. La llegada de la pandemia obligó a un cese inmediato y prácticamente total de toda la actividad económica de carácter temporal. Inicialmente, algunos especialistas equipararon la llegada de la pandemia a un desastre natural en el que la actividad económica se paralizó temporalmente.

Sin embargo, la gravedad de la crisis sanitaria provocó que el impacto temporal sobre la actividad económica se extendiera. Las autoridades económicas y financieras de Estados Unidos han  reaccionado de manera ágil y decisiva… no así las de México. EEUU ha buscado implementar una serie de medidas de apoyo económico, fiscales y monetarias, para apoyar a las empresas y a las familias, con el objetivo de evitar daños permanentes en la economía.

Estas medidas están funcionando y, de la mano con la llegada de las vacunas, sentaron las bases para que las economías, como la estadounidense, crezcan entre 4 y 5% en el 2021. De esta manera, el PIB alcanzará su nivel pre-crisis para el tercero o cuarto trimestre de este año.

La mayoría de los índices accionarios han iniciado el año con ganancias, destacando EU en donde el S&P 500 y otras referencias están probando nuevos máximos históricos. Esta inercia se ha observado también en el comportamiento de divisas —tanto del G10 como emergentes— frente al dólar americano, así como en una importante recuperación en el precio de materias primas, de acuerdo con información de El Economista.

De igual forma, las tasas de interés de largo plazo se han presionado al alza de manera importante. Este comportamiento de los mercados financieros refleja un fuerte apetito por riesgo, el cual comenzó en la segunda mitad del 2020. El optimismo ha tenido lugar a pesar de rebrotes de contagios de covid-19, así como los retos logísticos que han enfrentado varios países en sus procesos de vacunación, y ni se diga a la necesidad de nuevas políticas de contención de movilidad.

¿Qué explica este razonamiento para los inversionistas? Probablemente tres aspectos que puedan dar sustento a la recuperación económica y a una transición gradual hacia una nueva realidad post-pandemia. El primero está asociado a la gran liquidez derivada de los importantes programas de estímulo fiscal y monetario. En todas la economías

Un ejemplo es el nuevo programa fiscal que ha anunciado el presidente  Joe Biden, quien iniciará su mandato, con un apoyo del ala demócrata en ambas cámaras donde obtuvieron mayoría. El apoyo fiscal sin precedentes continuará también en otras regiones en el mundo. Aunado a esto, los bancos centrales probablemente mantendrán condiciones monterías laxas por más tiempo, tal como lo acaba de sugerir el presidente del Fed, Jerome Powell. En este sentido, Banxico podría retomar el ciclo de baja de tasas en este 2021.

El segundo aspecto es la existencia de vacunas con una elevada efectividad, lo cual es un cambio diametral. A pesar de que la gran mayoría de los países ha enfrentado retos de logística importantes en la fase inicial de los planes de vacunación, se espera una cooperación internacional significativa para tratar de contrarrestar las implicaciones negativas de los rebrotes que se viven actualmente. Incluso se espera que los gobiernos se tornen más cautelosos en esta difícil disyuntiva entre el control de la pandemia y las políticas de distanciamiento social que afecten a la economía como sucedió en el 2T20. El tercero viene de la expectativa de menores riesgos geopolíticos respecto al año pasado, tomando en cuenta que ya pasaron las elecciones en Estados Unidos con una derrota de Trump, lo que implica una agenda internacional más conciliatoria. Asimismo, los riesgos asociados al Brexit estarán ahora centrados en la implementación y no en la negociación de un acuerdo.

El 26 de enero, el FMI actualizó sus previsiones para la región en 2021, proyectando un crecimiento de 4.1%, con una revisión al alza de las grandes economías Brasil y México, que tendrán una expansión de 3.6% y 4.3%,Estas proyecciones siguen a un año en el que PIB regional cayó 7.4% —según un pronóstico revisado— y están por debajo del crecimiento esperado de 5.5% para la economía global en 2021.

Este lunes, el FMI adelantó que Argentina saldrá de la recesión en 2021 con un crecimiento de 4.5%, desempeño que está 0.4 puntos porcentuales por debajo de lo que el organismo proyectó en octubre.Argentina, que cayó en recesión en 2018 en medio de una estampida en el mercado de divisas, está renegociando un programa con el FMI.En tanto, el organismo multilateral proyectó para Chile una expansión económica de 5.8%, por encima del crecimiento de 4.5% Para Colombia, el FMI calculó un crecimiento de 4.6%, 0.6 puntos porcentuales por encima de sus anteriores proyecciones, mientras que estimó para Perú una expansión de 9%, que representa una fuerte mejora desde el 7.3%

A pesar de ello, debemos tomar en cuenta que habrá un calendario electoral muy importante en el mundo este año (por ejemplo, elecciones intermedias en México), así como tensiones sociales en muchos países, tal como se vio reflejado con la lamentable toma del Capitolio en EU. En general debemos esperar un 2021 desafiante; todavía falta mucho camino por recorrer este año.

En el caso de México, el PIB en el cuarto trimestre del 2020 registró una caída de 4.6% contra el cuarto trimestre del 2019. Con estas cifras, la contracción del PIB para el 2020 fue de 8.5 por ciento. Si bien es cierto que este resultado fue mejor que las expectativas que se tenían de una contracción de 10%, también es cierto que ésta es la peor contracción en la historia de México, superando fácilmente las crisis de 1983, (-4.3%), 1986 (-3.8%), 1995 (-6.3%) y el 2009 (-5.1 por ciento).

A diferencia de Estados Unidos, el choque  de la pandemia no llegó en un buen momento  para nuestra economía que ya se encontraba en recesión. Adicionalmente y en contraste con otros países,  el gobierno optó por mantener una política de austeridad para limitar un deterioro mayor en las finanzas públicas, dejando a su suerte a las empresas y las familias. Esta situación ha contribuido a que las bases para una recuperación sean menos sólidas.

Aunque la economía mexicana podría crecer entre 3 y 4% en el 2021 —impulsada por la recuperación en Estados Unidos y suponiendo que el esfuerzo de vacunación en México mejora considerablemente— el PIB no recuperará el nivel que tenía en el 2018  puede ser hasta el 2023 o el 2024.

Las remesas dirigidas a México  por connacionales desde el exterior, sin duda han ayudado amortiguando la caída del PIB, al registrar un crecimiento de 11.44% anual en 2020 y alcanzaron un saldo acumulado histórico de 40,606 millones de dólares,  al igual que las exportaciones  que comentamos la semana pasada, cuyo monto fue  417,670 millones de dólares en exportaciones y 383.194  millones de dólares en  importaciones con un saldo favorable de  34,476 millones de dólares, que de acuerdo con El Economista para América Latina de Goldman Sachs, “las generosas transferencias fiscales de apoyo a los salarios-ingresos en Estados Unidos, así como al competitivo diferencial cambiario y la percepción de un deterioro de las condiciones de las familias  en México ante la contracción económica y pérdida de empleo.” En el país.

Los datos oficiales del Banco de México muestran que el 98.9% de los envíos de remesas que llegaron a México en los citados 12 meses entraron mediante transferencias electrónicas. Es decir, remesas por un valor de 40,166 millones de dólares fueron enviados con transferencias electrónicas el año pasado.

Las cuales  son enviadas en pesos mexicanos, pues el trabajador que las origina en Estados Unidos cambia de forma electrónica los dólares que va a enviar por pesos mexicanos, y es en la moneda local, como lo recibe el destinatario.

Por eso se tiene la certeza que cuando se presenta una fuerte depreciación del peso, los mexicanos desplazados hacen un mayor esfuerzo para incrementar el monto de su envío.

Con la información detallada del Banco de México muestra que durante 2020, sólo el 0.6% de los llamados “migradólares” ingresaron en efectivo y en especie, lo que significa que los 1.8 millones de hogares que cuentan con estos ingresos, recibieron 276 millones de dólares en efectivo y especie. La debilidad del mercado interno, más la incertidumbre sobre la situación económica interna y la política interna, son los principales factores que pueden obstaculizar la actividad económica en México.

De acuerdo con los resultados de la encuesta, recabada entre el 19 y 28 de enero, los especialistas arrancan el año con una expectativa de crecimiento de 3.74%; una tasa que hila una tercera revisión mensual consecutiva al alza. Y  estiman que en este año, llegarán 26,243 millones de dólares vía Inversión Extranjera Directa. Un flujo que incorpora un ajuste positivo sobre el pronóstico previo donde estimaron una entrada de 25,758 millones de dólares