Un estado tomado por el crimen
En amplios territorios del Estado de México, el poder público está capturado por organizaciones criminales. La Nueva Familia Michoacana controla desde hace años no solo la región de Tierra Caliente, como suele afirmarse, sino prácticamente todo el sur mexiquense. Desde Villa Guerrero hasta Tlatlaya, estos son sus dominios.
Nacimiento de un imperio delictivo
En 2014, durante el gobierno priista de Eruviel Ávila, emergió la Nueva Familia Michoacana bajo el liderazgo de los hermanos Johnny y Alfredo Hurtado Olascoaga, alias El Pez y La Fresa. Sin embargo, fue en el sexenio de Alfredo del Mazo cuando esta organización consolidó su dominio criminal. Sus actividades se extendieron de la siembra y trasiego de drogas a la producción de metanfetaminas y fentanilo, la extorsión a gran escala en diversos sectores productivos y el control abierto de estructuras políticas locales.
Todos lo sabían, nadie actuaba
Los operativos “Enjambre” y “Bastión” han evidenciado la profundidad de la narcoinfiltración en la política mexiquense. Todo el mundo lo sabía, pero nadie se atrevía a actuar. Un partido en especial está comprometido hasta el cuello: el PRD. Su dirigencia prestó, alquiló su registro, sus colores y sus siglas para que la mafia colocara a sus candidatos en puestos clave. No es coincidencia que el periodo de esta alianza haya coincidido con el control del partido por parte de Omar Ortega y su círculo. Las investigaciones deben ampliarse a fondo sobre lo que queda del PRD.
El PRI, otro engrane del narcopoder
Otro partido que también facilitó la llegada de narcoalcaldes y narcodiputados fue el PRI. La lista de políticos que accedieron al poder con apoyo del crimen organizado es extensa. Algunos siguen en activo, otros están en prisión, prófugos o muertos. La lucha no será fácil ni breve. Tampoco estará exenta de dolor, pero era urgente enfrentarla.
Óscar Flores: entre la presión y la esperanza
Quien parece haber tomado finalmente el control pleno de las finanzas estatales es Óscar Flores. No fue sencillo: enfrentó resistencias internas y presiones brutales de grupos de interés. Pero ahora cuenta con el respaldo firme de la gobernadora Delfina Gómez. Ya no hay pretextos para dar resultados y reparar el daño heredado por la inefable Paulina Moreno. A Óscar, por ahora, le asiste el beneficio de la duda.

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