Narrar la sangre, periodismo a propósito de la violencia en México

“Si la leemos con cuidado, hay muchísima crítica en la nota roja”, expresó el historiador Pablo Piccato al referirse a la potencia de movilizar a las personas que tiene este género.

¿Cómo hacer que la nota roja no contribuya a naturalizar la violencia? ¿Cómo hacer para convertirla en un vehículo que permita a los lectores hablar críticamente de lo que el Estado hace o no hace, respecto a la seguridad y la justicia?

Sobre estas preguntas giró el seminario “La nota roja más allá del papel: entre el discurso crítico y la violencia”, que realizó Periodismo CIDE. Para contestarlas, el historiador Pablo Picatto propuso tres ejes desde los cuales pensar la nota roja:

  • La nota roja como género que produce una realidad a los lectores
  • La nota roja como factor que mueve a la acción y/o a la crítica
  • El lenguaje de la nota roja

Te puede interesar: Narrar la ausencia, periodismo
a propósito de los desaparecidos en México

En tanto género productor de realidad, dijo Picatto, los periodistas que cubren nota roja imponen un léxico, convierten en verbos a los sujetos, crean realidades cuyo significado solo puede completarse a través del seguimiento de un caso; esto lo logran al recabar testimonios, mostrar detalles a través de las fotografías.

Gracias al conocimiento que quienes cubren nota roja tienen acerca de las dinámicas del crimen y la justicia, así como de la localización de los puntos peligrosos de una ciudad es posible la generación de cartografías de la violencia de una ciudad, hecho que también muestra un vacío: el de la acción de las autoridades.

Es necesario revisar quién las usa. Un manejo poco cuidadoso de la nota roja podría servir para justificar gobiernos autoritarios, bajo el argumento de que “hay tanta violencia que lo que se necesita es autoritarismo”.

“Si la leemos con cuidado, hay muchísima crítica en la nota roja”, añadió Picatto después de que explicó que al visibilizar esas omisiones de las autoridades y la escalada de la violencia, este género periodístico podría ser un detonante para movilizar a los lectores a través de la indignación.

Sin embargo, también podría ser un vehículo para naturalizar la violencia. Por eso, recalcó el historiador, es importante identificar de qué manera es leída la nota roja.

Respecto a la creación de un lenguaje para hablar de la violencia y a la manera en que el crimen organizado lo utiliza, Pablo Picatto hizo enfásis en que “la delincuencia quiere que la nota roja vaya por la foto del crimen y que esta sea publicada en primera plana”, pues incorporaron ya el lenguaje de la roja a su manera de “producir” instalaciones en las que mostrar los delitos.