Nicolás Carrancedo Ocejo, dueño, manejador o representante de un puñado de firmas como Be Grand, Irkon Holding y Grupo Inmobiliario Carr, entre otras, forma parte del grupo cerrado de “empresarios amigos” beneficiados con decenas de contratos y licencias por el saliente gobierno estatal. Muy cercano al “Grupo Huixquilucan” ha aprovechado muy bien sus relaciones para hacer grandes negocios. Su promedio de facturación anual es de nueve cifras.
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Como muestra un botón, nada más durante 2020, la Tesorería del Estado de México emitió cheques por 237 millones de pesos en favor de Irkon Holding para cubrirle contratos asignados de manera directa. Esta empresa fue quien ejecutó la remodelación de los espacios públicos en el Centro Histórico de Toluca.
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Con Be Grand, Carrancedo Ocejo encontró una mina en Huixquilucan. Sus desarrollos verticales son muy cotizados y siempre ha obtenido con facilidad todos los permisos y autorizaciones de los gobiernos estatal y municipal. Algunos personajes relevantes de la vida política y el servicio público estatal son inquilinos preferentes.
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Juan Pedro García se ha ganado a pulso el calificativo de “porro”. Por sus prácticas, bien puede considerársele uno de aquellos que envilecen el oficio político. Fiel a su costumbre, el prianista difunde a través de sus redes sociales una grotesca serie de ataques contra la candidata Delfina Gómez, su coordinador de campaña, Horacio Duarte, y la alcaldesa de Valle de Bravo, Michelle Núñez. Una verdadera bajeza.
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La principal preocupación de los mexiquenses sigue siendo la inseguridad, así lo confirman invariablemente todas las encuestas. Después, los temas económicos y, en tercer lugar, la corrupción. Esos 3 puntos serán vertebrales en la oferta política de Alejandra y Delfina a los electores. Para resolver esos tres grandes problemas de poco sirve la voluntad a secas, se requieren cambios estructurales que no se han querido realizar durante décadas.