Cada temporada de lluvias, las imágenes se repiten: calles convertidas en ríos, viviendas anegadas, hospitales inundados y ciudadanos atrapados en el caos. El 2 de junio de 2025 no fue la excepción. Municipios del Valle de México y del Valle de Toluca, como Ecatepec, Chalco, Toluca, Metepec y San Mateo Atenco, sufrieron nuevamente las consecuencias de precipitaciones intensas que, más allá de ser fenómenos naturales, evidencian décadas de negligencia en la gestión urbana y de infraestructura.

Un patrón que se repite
En Toluca, el puente Pilares quedó completamente inundado, mientras que en Metepec, las calles Francisco I. Madero y Tecnológico fueron clausuradas ante la imposibilidad de circular. En San Mateo Atenco, las autoridades reiteraron su llamado a la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM). Para darle mantenimiento al Cárcamo Atenco y a la instalación de bombas para prevenir estos hechos. En tanto que, en el Valle de México, municipios como Ecatepec, Chalco y Coacalco también enfrentaron severas inundaciones. En Chalco, por ejemplo, la colonia Culturas de México estuvo sumida en aguas negras durante más de 20 días en 2024, afectando a más de 7,600 personas y dañando 2,000 hogares.



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Infraestructura obsoleta y falta de mantenimiento
La Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) ha identificado 200 puntos con riesgo de inundación en 48 municipios del estado. A pesar de los esfuerzos del Grupo Tláloc para desazolvar redes de drenaje, la acumulación de residuos sólidos y la falta de mantenimiento adecuado continúan siendo las principales causas de las inundaciones. En el Valle de Toluca, la contaminación pluvial ha afectado ríos y drenajes, incrementando el arrastre de residuos sólidos, aceites y otros contaminantes que obstruyen el flujo del agua.

Crecimiento urbano desordenado y asentamientos irregulares
El crecimiento desmedido de asentamientos irregulares en el Valle de México y el Valle de Toluca ha sobrecargado las ya deterioradas redes de distribución de agua y drenaje. Según datos de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), 7 de cada 10 viviendas en México se han construido en terrenos irregulares, muchas veces en zonas propensas a inundaciones y sin la infraestructura básica necesaria. En el Valle de Toluca, municipios como San Mateo Atenco, Almoloya del Río y Atizapán presentan un alto riesgo de inundación debido a su ubicación en zonas bajas y al crecimiento urbano desordenado.
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¿Por qué se inunda el Valle de Toluca y el Valle de México?
Las inundaciones en ambos valles son consecuencia de factores históricos, ambientales y de mala planeación urbana. En tiempos prehispánicos, las poblaciones convivían con lagos, manantiales y ríos gracias a complejos sistemas hidráulicos. Pero, como explica la historiadora Pilar Iracheta, con la llegada de los españoles comenzó el desequilibrio: se alteraron cauces naturales y se impusieron nuevas ideas sobre el control del agua. En los siglos XVIII y XIX, autoridades virreinales y porfiristas promovieron obras de desagüe con fines de salubridad e higiene pública. Sin embargo, ya en el siglo XX, el crecimiento urbano desordenado, la pérdida de humedales y la urbanización sobre zonas inundables agravaron el problema. Para el siglo XXI, la infraestructura está completamente rebasada, y cada temporada de lluvias expone la fragilidad de un sistema colapsado.
¿Qué gobiernos prometieron soluciones?
En 2010, el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, reconoció públicamente que las obras en los ríos La Compañía y Los Remedios no garantizarían el fin de las inundaciones. Porque el sistema de drenaje estaba “totalmente rebasado” y no existían recursos para construir la infraestructura necesaria, valuada en 40 mil millones de pesos. Afirmó que “ningún gobierno está en posibilidades de solventarla” (La Jornada, 2010).
En 2018, como presidente, Peña Nieto, junto con el gobernador Alfredo del Mazo Maza, entregó la primera etapa del Túnel Emisor Poniente II, el Túnel Canal General y el embovedamiento del Río de los Remedios. Ambos afirmaron que estas obras reducirían significativamente el riesgo de inundaciones y tendrían una vida útil de hasta 50 años.
Más recientemente, en 2023, la gobernadora Delfina Gómez Álvarez propuso una visión distinta, enfocada en la restauración ecológica y la recuperación de humedales y riberas, reconociendo el abandono histórico de la infraestructura y la necesidad de atender la crisis ambiental desde sus raíces.
Gestión deficiente y falta de coordinación
La respuesta de las autoridades ante estas crisis ha sido, en el mejor de los casos, reactiva. En Chalco, el proyecto del nuevo conducto ‘Colector de Solidaridad’ llevaba años de atraso, y aunque se aceleraron las obras tras las inundaciones de 2024, su fecha de conclusión seguía siendo indefinida.
La falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno y la ausencia de una planificación a largo plazo agravan la situación. Un ejemplo reciente de esta desarticulación ocurrió el 2 de junio de 2025, cuando el presidente municipal de Metepec y la presidenta municipal de San Mateo Atenco difundieron un video conjunto exigiendo a las autoridades estatales —y en particular a la CAEM— atender la emergencia. Ambos funcionarios locales señalaron que, aunque se sabía que llegarían las lluvias, no se realizaron trabajos preventivos, dejando a sus municipios expuestos al desastre.
Municipios del Valle de Toluca y las inundaciones
San Mateo Atenco






Lerma




Toluca




Metepec





Las inundaciones en el Estado de México no son eventos aislados ni inevitables. Son el resultado de políticas públicas ineficaces, falta de inversión en infraestructura y una gestión urbana deficiente. Es imperativo que las autoridades adopten un enfoque proactivo. Invirtiendo en la modernización de los sistemas de drenaje, regulando el crecimiento urbano y estableciendo mecanismos de coordinación efectiva entre los distintos niveles de gobierno. Solo así se podrá mitigar el impacto de las lluvias y proteger a las comunidades más vulnerables.

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