«No fue asesinada solo por un cobarde, también por el Estado omiso»: inicia juicio por feminicidio de Diana Velázquez

Diana Velázquez Florencio era una mujer apasionada por la lectura, Agatha Christie entre sus escritoras favoritas. Uno de los libros que más le gustaban era 100 años de soledad

Jesús Alejandro estaba borracho cuando su pareja Alejandra se acercó a pedir el dinero que necesitaba para preparar la comida del día. Él le gritó de forma agresiva: “¡no estés chingando!”. Ante la insistencia de la joven, el hombre volvió a negarse, pero ahora de una forma tan intensa y reveladora que impactó a la mujer: “¡te digo que no estés chingando! ¿O qué, quieres que te mate? Porque no serías la primera, eh…”

Alejandra, apenas se recobró de la impresión, se armó de valor para cuestionarlo; él aparentemente sabiéndose impune, le contó cómo junto a otro sujeto mató a una joven el 2 de julio de 2017, apenas unos días atrás.

Jesús relató a su pareja cómo atacaron, violentaron y mataron a Diana Velázquez Florencio, de 24 años de edad. Primero la asaltaron para quitarle dos celulares, la amenazaron con un cuchillo para subirla a un mototaxi y abusaron sexualmente de ella, hasta que Jesús la asfixió. Le quitaron la vida para que no los denunciara. Sin embargo, gracias a la denuncia de su pareja Alejandra fue posible que las autoridades del Estado de México dieran con su paradero y lo detuvieron el pasado mes de julio del 2020, tres años después del feminicidio.

De esta forma, la justicia que Lidia Florencio, madre de Diana, ha exigido durante cuatro años, podría comenzar a tomar forma. Aunque todavía queda un camino judicial largo y difícil por recorrer a ella, su familia, a quienes le han dado acompañamiento desde el principio y para todas las mujeres de Chimalhuacán, del Estado de México y del país entero.

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Los testimonios y la confesión

Este lunes, arrancó el juicio oral por el feminicidio de Diana Velázquez Florencio, desaparecida y hallada sin vida en julio de 2017. En esta audiencia, ocho testigos desfilaron frente al juez para corroborar la versión en torno a la confesión que hizo el presunto feminicida a su pareja. Aunque Alejandra y Diana nunca se conocieron, en esta ocasión sus experiencias y los testimonios de sus familias se amalgamaron para forjar el camino hacia la justicia que ambas necesitan.

Los testimonios que se presentaron durante esta primera audiencia fueron los de la madre, la hermana y el tío de Diana. También estuvo Alejandra, su papá y su tía; un policía municipal de Chimalhuacán, así como el fiscal encargado del caso.

El primer testimonio fue el de Lidia, madre de Diana, quien iba en silla de ruedas y con un pie enyesado; también tenía dificultades para escuchar, debido a una discapacidad auditiva. Nada le impidió mantenerse firme durante las casi cuatro horas que duró la audiencia, ni el hecho de estar sentada a unos doce metros de distancia de quien probablemente es el feminicida de su hija.

Como una fotografía, Lidia recuerda la última imagen que tuvo de su hija, como si se tratara de un retrato anclado a su memoria:

«Diana era una persona muy valiosa para la familia. Era reservada y no le gustaba tomarse fotografías, tampoco le gustaban las redes sociales. En cambio, se preocupaba por alimentar a los animales de la calle, por rescatar gatos. Vendía dulces, quería ahorrar para comprarse una laptop y comenzar sus estudios universitarios. El 2 de julio de 2017 tuvimos una discusión. Nos alistábamos para hacer unos trámites del Seguro Popular. Tuvimos una discusión porque no estaba de acuerdo con la vestimenta que traía: un short de mezclilla, una chamarra tipo torero azul, y sus botitas, con calcetas en forma gato en las rodillas».

Tras la discusión, Diana tomó sus dos celulares, uno de color negro y otro blanco, «no era muy buenos», recordaría su hermana. Después de ese domingo, su familia no volvió a verla con vida. Entonces, iniciaron la búsqueda; inició el tormento ante la negación de las autoridades para levantar de inmediato la denuncia por desaparición y la agonía de no saber de Dianita, como le decía su mamá de cariño.

«La buscamos y le estuvimos marcando a su celular». Hubo un momento en que ya no entraron las llamadas, hasta que volvió a dar línea. Al otro lado del teléfono contestó una mujer: «Bueno».

Familiares de la joven le pidieron que le pasaran a Diana:

-Yo no soy Diana, respondió ella.
-Diana está desaparecida y este es su celular, por favor, ayúdanos.
-Este celular es mío, lo compré en el mercado de San Agustín.

La familia de Diana solicitó a la mujer que se hallaba al otro lado del teléfono que por favor lo mantuviera encendido por si era necesario comunicarse otra vez.

El reconocimiento del cuerpo

Laura Vázquez tenía 20 años cuando tuvo que ingresar a las instalaciones forenses de Chimalhuacán para reconocer el cuerpo de su hermana Diana. No fue fácil, tras varios días de permanecer como una persona no identificada, el grado de putrefacción ya estaba avanzado y a simple vista no era posible saber si era ella. «Les pedí que me mostraran su peinado y fue como la reconocí; también por su ropa», el short de mezclilla, la chamarrita azul y sus botas. Fue cuando Laura supo que sí, que era ella. En ese momento yo quedé en shock», relató la hermana de Diana frente al juez.

Sin la intervención de Laura, el cuerpo de su hermana habría sido llevado a una fosa común.


Alejandra y la denuncia que desbloqueó el caso

Alejandra le tenía miedo a Jesús, vivía bajo amenazas de muerte, además de que la golpeaba y maltrataba psicológicamente. La relación duró tres años y comenzó «bien», pero se tornó violenta, llena de agresiones físicas e insultos. Posiblemente, Jesús confesó su crimen a Alejandra para aterrorizarla aún más. Aunque funcionó por algún tiempo, la joven se armó de valor «para no ser la siguiente, ella u otra muchacha», tal como le aconsejaron su papá y su tía.

En junio de 2020, Alejandra acudió a la Fiscalía de Chimalhuacán a denunciar a Jesús. Ella ya había visto el rostro de Diana y conocía el caso «por la noticias» y por que era constantemente compartido en redes sociales.

Los teléfonos celulares que pertenecían a Diana llegaron a manos de Alejandra. Se los dio su pareja meses después de haber asesinado a la joven. Alejandra usó uno de los teléfonos para comunicarse con su familia, ya que su papá y su tía no sabían nada de ella desde hacía meses. Estaban preocupados porque ella no se podía comunicar.

«Cuando recibí la llamada de los familiares de Diana, Jesús me dijo que les dijera que había comprado el celular en el mercado», recordó la joven. Es decir, que desde el principio las autoridades estuvieron muy cerca del agresor que hoy está detenido; sin embargo, su actuación se demoró hasta tres años después, cuando Alejandra lo denunció.

La joven le contó a sus familiares sobre la confesión que le hizo Jesús y ellos le aconsejaron denunciar. La denuncia dio pie al proceso de justicia que hoy enfrenta el presunto feminicida de Diana y también salvó a Alejandra de ser la siguiente, tal como expresó su tía al dar su testimonio.

Primera audiencia del juicio oral

Durante la audiencia, la defensa del presunto feminicida también interrogó a los testimonios que desfilaron en esta apertura de juicio oral. Aunque no logró aportar o generar información a favor del imputado. El cuestionamiento que el abogado realizó a todos los testigos fue el mismo: ¿Usted presenció el hecho, usted estuvo presente cuando todo ocurrió? La respuesta fue la misma: No.

Ninguno de los testigos estuvo ahí cuando Diana fue violentada y vilmente asesinada. Nadie más que sus asesinos; sin embargo, aún está por desarrollarse la siguiente etapa del juicio: la exposición de las pruebas periciales y de los resultados de la necropsia. Con estas pruebas, la parte acusadora buscará sustentar lo expuesto por cada uno de los testimonios.

«La ultrajaron, la mataron y arrojaron como si fuera algo que no servía«, dijo Lidia, con una voz llena de coraje, mientras sostenía la mirada al juez, quien se mantuvo atento a cada uno de los relatos.

Inmutable

Por su parte, el acusado estuvo aparentemente inmutable, sin movimiento alguno. Desde un cuarto con divisiones de cristal, miraba al juez y a sus abogados. De repente volteaba la cara noventa grados, hacia la puerta cerrada a sus espaldas. Usaba un tapabocas en color café claro que cubría la mayor parte del rostro. A ratos lo bajaba sobre la barbilla para comunicarse con su abogado. Se tomó un tiempo para salir al baño y regresó para permanecer sin reacción alguna. Tras el receso, el juez reinició la audiencia.

Durante la participación del fiscal, Jesús comenzó a notarse incómodo, movía la cabeza ligeramente y con rapidez, como un reflejo del movimiento que suele hacerse con las piernas cuando se está nervioso. Abría y cerraba los ojos, remarcaba con fuerza cada parpadeo, su frente se estiraba y se arrugaba. «No queda duda que fue este hombre», dijo el fiscal durante su testimonio.

El funcionario público también aportó ante el juez que la denuncia y el relato hecho por Alejandra y su familia, se cotejó con la sábana de llamadas del teléfono de Diana y de las llamadas que después recibió la familia de la expareja del imputado. El registro de llamadas coincidía con los hechos denunciados.

Entrevista con Gabriela Amores, asesora de las víctimas

Al concluir la audiencia, afuera de los juzgados ubicados en el municipio de Nezahualcóyotl, la abogada Gabriela Amores, quien funge como asesora jurídica de la víctima, atendió una entrevista con este medio.

«Como todo feminicida, como todo asesino serial, si es que ya lo podemos considerar así, -porque no sabemos si Diana fue la única-, iba a hacer lo mismo con su esposa, a quien amenazaba. El hecho de que su pareja sentimental haya denunciado termina por cerrar la investigación que se estaba haciendo por las vías tecnológicas y eso lo señala como el presunto responsable«.

¿Qué es lo que viene para las siguientes audiencias del juicio oral?

Vienen las periciales. Hoy se presentaron órganos de prueba de la Fiscalía, en cuanto al primer respondiente y al policía de investigación; pero viene la necropsia y el motivo de fallecimiento para que quede asentado. Viene la parte de la criminalística, que son medios de prueba importantes; y otros órganos o cuestiones de tecnología que se utilizaron para dejar asentado que el responsable que está adentro detenido desde hace un año es uno de los responsables de la muerte de Diana. Y entonces, que sigan las investigaciones para detener al segundo responsable.

¿Qué resultado esperan en este caso?

Como dice Lidia (mamá de Diana): que esta sentencia sea ejemplar. Se está pidiendo la pena máxima para el feminicida, en un estado donde los feminicidios son todos los días en cualquier momento. No podemos dejar de mencionar esta violencia.

Estamos en la tercera etapa del proceso y esta fue la primera audiencia correspondiente al juicio oral, donde se están desahogando las pruebas que previamente fueron aceptadas en la etapa intermedia. Aunque la defensa objetó las pruebas, no presentó las propias. Eso es importante, porque al final del día dice: “no”, pero tampoco lo prueba. Eso hace que los feminicidas tengan una defensa tranquila y que solo quieren no aceptar pruebas.

Ahorita empezamos con las testimoniales, vienen periciales, y de ahí una sentencia. Yo creo que son dos audiencias más las que se van a vivir para tener una sentencia en un mes aproximadamente.

¿Hay avances para lograr la detención del segundo implicado?

Sobre el segundo implicado no hay reconocimiento pleno de él. Tenemos algo muy certero, algo muy preciso que el segundo responsable le dejó al cuerpo de Diana, y por ahí vamos a buscarlo y lo vamos a encontrar. Estamos seguras.

La fiscalía otra vez hace caso omiso, quiere darle vueltas y dar largas. Las autoridades pensaban que el único implicado era el que está hoy detenido. Afortunadamente solicité una pericial de química, y eso permite decirle a la fiscalía que no fue uno, fueron dos o más…

No queremos cuatro años otra vez para encontrar al otro sujeto. Tras la sentencia de aquí nos volvemos a la fiscalía para el tema del segundo implicado.

¿Y respecto al trabajo que ha hecho la Fiscalía específicamente con el hombre que hoy está detenido?

Hicimos buen equipo, el fiscal tiene clara la teoría, bajo las declaraciones de hoy se va marcando la teoría para comprobar que el hoy detenido fue uno de los responsables.
Se tiene la seguridad de que es responsable, y que hay al menos otro implicado.

Finalmente, la abogada Gabriela Amores, envió un mensaje a las mujeres:

Cuando vean indicios de un agresor, considéralo. Nunca hay un enemigo pequeño, nunca pensemos que nosotras no, mejor déjalo, porque ese sujeto lo que está haciendo es envolverte y acabar contigo. Esa es la cultura que tiene el sujeto agresor en México, y es por eso la suma de feminicidios. No estás sola.

Vamos a salir favorables, porque esta debe de ser una sentencia ejemplar; este y todos los feminicidios deben de ser ejemplares para que no haya más.

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A Diana también la mató el Estado omiso: Lidia Florencio

La tarde de este lunes 21 de junio, antes de ingresar a la sala de audiencia. Lidia Florencio, madre de Diana, junto a colectivas, acompañantes, familiares y público en general, participó en una ceremonia y un mitin para gritar justicia.

«Es una etapa difícil para la familia. Afortunadamente tenemos y sentimos mucho acompañamiento. Nos sentimos fuertes, nos sentimos con muchos deseos de que este proceso llegue a buen término. Si se le encuentra culpable al sujeto que está detenido, que sea sentenciado, que reciba el castigo que merece y que se le dé un poco de justicia a Diana», dijo Lidia en entrevista.

«Yo creo que ya no habrá justicia plena, porque mi hija ya no va a regresar con nosotros; por lo menos que este sujeto se quede detenido para que ya no vuelva a asesinar a otra mujer. Creo que eso es lo que buscamos las madres, las familias a las que nos ha pasado lo que pasó con Diana. Que pague lo que hizo al privarle de la vida y que el sujeto no vuelva a hacer lo mismo».

La madre de Diana lamentó la deficiencia que persiste dentro de la Fiscalía: «Desde el principio, cuando uno se acerca a la Fiscalía hay mucha negligencia, ineptitud, opacidad. Todo este sistema de justicia nos falla una y otra vez y eso no puede ser posible hoy estamos aquí por Diana, pero también por todas las mujeres que no han sido vengadas. Es indispensable romper el silencio.»

«Que se nombre a Diana con nombre y apellido, para que sepan que no solo fue asesinada por el cobarde que le quitó la vida, sino también por el estado omiso, negligente y corrupto. Somos las familias las que tenemos que luchar cada día para que nuestras hijas alcancen un poco de justicia. Que todas las mujeres tengan justicia«.

Diana Velásquez Florencio: amante de la vida

Durante el acto de protesta y manifestación realizado afuera de los juzgados, la tarde del lunes, se repartieron volantes con el rostro de Diana, en uno de ellos se lee lo siguiente:

Diana Velázquez Florencio era una mujer apasionada por la lectura, Agatha Christie entre sus escritoras favoritas. Uno de los libros que más le gustaban era 100 años de soledad. Le gustaba andar en bici y recorrer las calles de Chimalhuacán, hacer ejercicio, hacer pesas, pasar tiempo con Mapachito y Mamo, sus gatitas. Hoy solo quedan libros con polvo, una bici que ya no será ocupada, pesas sin usar y un hueco en el corazón que jamás sanará. Hoy solo queda gritar para que la justicia que tanto se le ha negado llegue a ella y su familia. ¡Justicia para Diana!