Nuestra brecha digital

Nuestra brecha digital
En la actual sociedad digitalizada, el acceso a internet o el manejo de tecnologías de la información y comunicación son una ventaja

Las diferencias socialmente agravadas se convierten en desigualdad. Todos los seres humanos somos distintos, pero cuando vivimos en sociedad la diversidad puede convertirse en desigualdad. ¿Por qué? Debido a que atributos, relaciones o posiciones pueden representar una ventaja para algunos y un obstáculo para otros. Saber leer, por ejemplo, es una habilidad adquirida que nos facilita relaciones, intercambios o adquisiciones. No haber desarrollado dicha habilidad se convierte en una desventaja cuando entran en relación personas que saben leer y personas que no.

De esta manera, históricamente generamos de manera colectiva condiciones bajo las cuales tener una característica o atributo nos representa una ventaja. En sociedades primitivas la fuerza y la determinación representaban una ventaja; en una sociedad industrializada el dominio de la técnica es lo que puede hacer la diferencia. En la actual sociedad digitalizada, el acceso a Internet o el manejo de tecnologías de la información y comunicación son una ventaja.

Brecha digital

Aun en nuestro país hay más de 25 millones de personas que no usan Internet. Enfrente de ellos hay otros 94 millones que sí lo emplean regularmente. Entre ambos grupos se ha abierto una “brecha digital”. Y, si se toman en cuenta las dinámicas actuales en el mundo, las personas que no usan Internet pierden oportunidades de acceso a la educación, al trabajo o al comercio, por ejemplo. Así, no solo van quedando incomunicadas y aisladas, sino que terminan al margen del cuerpo social.

La más reciente Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH)2022, dada a conocer la semana pasada por el INEGI, nos muestra una tendencia al alza en lo que hace al acceso a Internet entre los mexicanos, pero el porcentaje total de la población que lo usa se ubica apenas en 78.6%. Por ello es que hablamos de casi 25 millones que no tienen posibilidades de usarlo.

Los datos nos reflejan que más de la mitad de esos no-usuarios argumentan que no lo saben usar (54%) y otros que por falta de recursos económicos (11%). El resto asegura no hacerle falta ni interesarle. Tenemos, entonces, que 16 y medio millones de mexicanos no pueden utilizar internet, aunque quisieran o necesitaran hacerlo. Esa es la cantidad de personas que enfrentan una desigualdad frente a sus connacionales internautas habituales. Sea porque nadie les ha enseñado o por pobreza, el equivalente a toda la población del Estado de México está al margen de la actual dinámica de comunicación digital.

Teléfono celular

La encuesta también revela que hay 93.8 millones de personas usuarias de teléfono celular. Dicha cifra equivale a 79.2 % de la población de estudio. Es decir, también ahí hay un grupo marginal cercano a 15 millones de personas de 6 años o más. En lo que hace al acceso a un televisor, 90% de los hogares en el país tiene al menos uno. Por lo que respecta al uso de computadoras, la tendencia es a la baja, solo 37% de las personas de 6 años o más la utiliza. Esta cantidad representa una disminución de 5.4% con respecto a la anterior medición, que fue en 2019.

La tendencia parece clara: creció el uso del celular en casi 9 millones de usuarios en los últimos dos años. Pero en el mismo periodo disminuyó en 5.4 millones el número de personas que utilizan la computadora. Queda claro, pues, que la gente que usa regularmente Internet, se conecta cada vez en mayor medida a través de un smartphone. Los lugares públicos en los que se empleaba una computadora para navegar en Internet están casi extintos (los “cibers” o “ciber-café”). En tanto, las pantallas inteligentes y los teléfonos inteligentes son los dispositivos más utilizados en nuestro país para conectarse a Internet.

Usos del internet

Lo que prácticamente no ha cambiado, según la encuesta referida, es el tipo de usos más frecuentes al acceder a Internet. Las tres actividades más referidas por la gente son comunicarse, acceder a redes sociales y entretenimiento. Y lo menos frecuente es vender cosas on-line, utilizar servicios en “la nube” y efectuar operaciones bancarias.

Este es, en términos muy generales, el panorama que nos pinta la Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2022. No deben pasarse por alto las características de estas tecnologías (la inmediatez, la portabilidad y la omnipresencia), pues las mismas van decantando las interacciones sociales en nuestra época. A través de internet podemos tener acceso, en cuestión de segundos, a un periódico, a una película, a un programa radiofónico o a un juego. Donde quiera que estemos (y que haya conexión a internet), podemos mandar mensajes a otra persona, ubicarnos geográficamente o realizar un pago. No hay que esperar, no hay que desplazarse ni dejar de hacer otras cosas para, con un solo clic, entrar a una conferencia, a una clase, a una junta de trabajo o a una sesión de videojuego.

Esta serie de características ya están empezando a formar parte del tipo de seres humanos que somos: interconectados, hiperinformados, sobreexpuestos y ultradiagnosticados. Pero igualmente ávidos de más y más datos, bits y actualizaciones. La tendencia que nos muestra la ya citada encuesta es al alza, pero sigue habiendo un muy importante grupo que se queda a la zaga y que, aun cuando quisiera emplear este tipo de tecnologías, no tiene condiciones para hacerlo. Hay un muy importante sector de mexicanos (la encuesta lo ubica en el sur, en entidades como Chiapas, Guerrero y Oaxaca) que están quedando rezagados del rumbo en el que avanza el país.