Toluca, Estado de México, 6 de septiembre de 2019.- Con el tamaño de un artista que alcanza el cielo pero camina a ras de piso, Francisco Toledo murió; anoche: “Oaxaca se quedó huérfana”, escribió al respecto la poeta oaxaqueña radicada en Metepec, Flor Cecilia Reyes.
El pintor, grabador, escultor, promotor cultural, defensor de causas sociales, Francisco Toledo, falleció a los 79 años de cáncer de pulmón; hace pocos años había entregado -por un peso- su acervo, una colección de más de 181 mil piezas, ubicado en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), del cual fue fundador, al pueblo de México a través del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
La labor humanista de Toledo, su defensa de los derechos humanos y el medio ambiente, así como su convicción por mejorar las condiciones sociales de Oaxaca, convierte su fallecimiento en una pérdida es irreparable para la comunidad artística de México.
Francisco Toledo nació en Juchitán, parte de su obra retrata animales que forman parte de “una zoología fantástica”; fue fundador también del Taller Arte Papel Oaxaca, e impulsor de la creación del Centro de las Artes San Agustín.
La defensa de las tradiciones y el patrimonio oaxaqueño ocuparon en gran parte la vida de Toledo, así como el apoyo a los artistas locales, por lo que su muerte ha conmocionado no sólo a la comunidad de este estado sino de todo el país.
La obra de Toledo es poseedora de una técnica artística única, sin embargo, la pérdida abarca la desaparición de un ser humano comprometido con su entorno que merece, como ha señalado Avelina Lésper, más que un tuit, como homenaje oficial.
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