Toluca, México: 17 de abril de 2019. Las esculturas con valor histórico y artístico que son utilizadas para las celebraciones religiosas de Semana Santa -que se trasladan dentro de un templo, se sacan al atrio de las iglesias o a la calle-están expuestas a sufrir daños en caso de no recibir un tratamiento adecuado.
El ajuste de una imagen en una base de traslado que no le corresponde, el uso de cuerdas para asentar cruces, la utilización de veladoras y el toque recurrente de objetos puede implicar daño físico en las imágenes, esculturas u objetos que se utilizan en las ceremonias y procesiones realizadas en esta época.
En el Estado de México existen objetos de gran valor que en la Semana Santa son venerados como parte de la religiosidad popular, es el caso del Santo Entierro de la Parroquia de San Agustín de Hipona en Acolman o la entrada de Jerusalén de la Cuasiparroquia de San Nicolás de Bari en Oxtotipac, Otumba.
Marco Antonio Moreno, restaurador perito de la sección de conservación de la delegación estatal del INAH, explicó a AD Noticias que esta situación representa una preocupación por los daños que puedan sufrir los objetos con valor histórico o artístico.
La tarea de cuidado que el INAH mantiene hacia estos objetos, en estas fechas, se circunscribe a ofrecer recomendaciones para tener cuidado; no obstante, existen acciones previas por parte de la delegación estatal, tal como la conformación de un catálogo de piezas que incluye el lugar donde se encuentran y el nombre de los responsables; esta información ofrece un parámetro de comparación si fuera necesario verificar las condiciones de alguna obra en específico.
Este inventario que considera a las piezas con valor histórico -es decir, aquellas que datan de 1900 y antes-se realiza con apoyo de la comunidad o del responsable de las piezas, quien solicita la revisión y diagnóstico de éstas. El número de objetos que conforman esta lista, explicó Marco Moreno, no es preciso por su constante renovación pero, dijo, es al menos una cuarta parte de los que podrían integrarse.
En caso de un accidente se solicita a los responsables que realicen una notificación al INAH, institución que deberá programar un dictamen y asegurarse que se apliquen las mejores opciones para la restauración del objeto.
Existen dos formas en las que se puede trabajar en las restauraciones: una de ellas es una solicitud directa a la delegación y la segunda es a través de un particular; en el primer caso es el propio instituto quien se encarga de las reparación, en el segundo, vigila que el proyecto propuesto por el particular sea viable y correctamente aplicado.
En algunas situaciones específicas, por su valor histórico, es necesario que algunas comunidades soliciten permiso para movilizar las piezas, no obstante, el tema de los objetos en cuanto a valor de patrimonio cultural e histórico puede no ser entendido por los miembros de la comunidad en tanto se les considera objetos para el culto católico.
El cuidado el patrimonio cultural e histórico va más allá del culto religioso; la existencia de los bienes muebles e inmuebles es frágil y vulnerable, cualquier acción intencional o accidente puede provocar un daño irreparable, como en este momento evidencia el incendio en la Catedral de Notre Dame en París.
En la delegación del INAH Estado de México trabajan, de planta, tres restauradores y cinco más contratados temporalmente debido a las acciones establecidas por el sismo del 19 de septiembre de 2017, esta cantidad de restauradores brinda atención a 125 municipios que celebran, en distintas comunidades y puntos, la Semana Santa.
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