El ocaso del PRD en el Estado de México
Lo único de valor que le queda al PRD en el Estado de México es material: el imponente edificio que ocupa como sede en Toluca. Con la probable pérdida del registro como partido local, deberá devolverlo. Su valor comercial ronda los 12 millones de pesos y fue construido con recursos públicos provenientes de las prerrogativas. Ante este escenario, el creciente Partido Verde podría solicitar su asignación. Veremos qué ocurre.
Ana Lilia: el olvido político
Ana Lilia renunció a la presidencia del PRI y… nadie volvió a preguntarse por ella. Desapareció por completo de la conversación política. Con la pérdida del cargo, perdió también toda relevancia. Su destino es el peor para cualquier político: la indiferencia. Su única área de influencia se reduce a Metepec, donde algunos restos de su estructura electoral siguen activos, aunque al servicio de otras causas y nuevos patrones.
Montiel: la ironía del regreso
El caso de Arturo Montiel es, al mismo tiempo, chiste, fábula y metáfora. A sus 81 años, el exgobernador más desprestigiado del PRI ha decidido convertirse en activista de la restauración tricolor. Formador de una de las élites más corruptas en la historia del Estado de México, encabezada por Enrique Peña Nieto, Montiel ahora organiza cónclaves y reuniones con otros priístas tan desprestigiados como él, en un intento desesperado por reagruparse y recuperar el poder. La historia, al parecer, se repite como farsa.
Los zapatos del escándalo
María del Rosario tenía una debilidad: los zapatos caros. En su guardarropa acumulaba decenas de ellos. Cuando la fiscalía la encontró en su escondite, halló varios pares. Su ostentación desató la indignación pública: «¿Cómo puede una alcaldesa de un pequeño municipio como Santo Tomás darse esos lujos?» Pero María del Rosario no es la única. Muchos políticos exhiben su opulencia sin pudor, envueltos en marcas y lujos que no siempre son fruto de su trabajo. Como dice el refrán: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Que tomen nota aquellos que se creen escaparate.
Alejandro Moreno: el rostro de la decadencia política
Alejandro Moreno es la encarnación de todo lo que está mal en la política. Representa los antivalores y la descomposición del poder. Su postura frente a los ataques de Donald Trump no solo es lamentable, sino también vergonzosa: un acto de ignorancia y traición. «Alito» no debería estar al frente de un partido, por decadente que este sea; debería estar en prisión. Hoy, más que nunca, es momento de cerrar filas en torno a México, su gobierno y la presidenta Claudia Sheinbaum.

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