Foto: Reuters.
Hace cinco días que el cuerpo de Gabriela Gómez Cervantes, la mujer de 26 años –asesinada durante el atentado cometido contra el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch– llegó a El Potrero, la comunidad donde ella vivía.
Desde que se supo del atentado sucedido en Reforma, en la Ciudad de México, se habló de que una bala la había alcanzado a ella y a Tania, ambas se dirigían a los rumbos del Auditorio Nacional donde tenían un puesto de comida.
En la televisión se hablaba de que García Harfuch estaba vivo y hospitalizado, los reporteros buscaban hablar con los familiares de las mujeres, éstos no tenían acceso al perímetro cercado ni a información de lo sucedido: mencionaban que Gabriela había muerto y Tania había sido herida.
El sábado 26, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado de México (CEAVEM) informó que se coordinaba con autoridades capitalinas para apoyar a la mujer y a su cuñada, quien también viajaba en el auto que quedó en el fuego cruzado.
Gabriela fue sepultada el domingo pasado y el martes, según información publicada en El Universal, la Comisión de Atención a Víctimas capitalina habría ofrecido a su famlia una indemnización de 60 mil pesos y una beca para la su hija mayor; también se informa que el monto sería considerado insuficiente pues, según el asesor jurídico de la familia, deben acceder a una indemnización de 2 millones de pesos.
Esta información habría sido proporcionada por un tío de la víctima, sin embargo la encargada de las negociaciones sería una hermana de ella.