Paola Longoria Insurgente

Paola Longoria es el ejemplo más sobresaliente de que, pese a todo, en México sí se puede: frente a las adversidades y contra la falta de apoyo por parte del gobierno, ella se propuso triunfar y poner el nombre de nuestro país muy en alto. Así, gracias a la fortaleza de su núcleo familiar y […]

Paola Longoria es el ejemplo más sobresaliente de que, pese a todo, en México sí se puede: frente a las adversidades y contra la falta de apoyo por parte del gobierno, ella se propuso triunfar y poner el nombre de nuestro país muy en alto. Así, gracias a la fortaleza de su núcleo familiar y a su propio empeño, llegó a ser la mejor raquetbolista del mundo.

Tuvimos la oportunidad de platicar con esta extraordinaria deportista, una joven ejemplar, amable, atenta y sencilla. Nos habló un poco de ella: le encanta viajar, conocer, pasar tiempo con su familia; se considera una chava sensible, alegre y carismática que disfruta todo lo que le ha tocado vivir.

Una rebelde con causa

Nos recibió en su casa, en San Luis Potosí: un hogar cálido, donde se percibe un gran ambiente familiar. Su papá y su mamá –también muy atentos y sonrientes– nos dieron la bienvenida. Al entrar, hay una especie de altar donde se exponen todos los logros de Paola; un espacio donde sientes toda la energía y la buena vibra.

Desde muy pequeña, Paola Michelle Longoria López quiso sobresalir en alguna actividad atlética, pero jamás imaginó que lo iba a lograr confinada entre cuatro paredes. Ella encontró su verdadera pasión a los 10 años, cuando descubrió el raquetbol. Nunca lo vio como una oportunidad para hacer fortuna; lo hace por la voluntad de ser, por retarse a sí misma: ver hasta dónde puede llegar, superar sus propios límites.

–Entre las canchas, los compromisos de ser una figura pública y tu vida personal, ¿qué es lo que te motiva?

–Mi sueño siempre fue llegar a ser la mejor del mundo, poder decir que una mexicana es la número uno; empecé a practicar varios deportes desde los ocho años; diferentes circunstancias me llevaron al raquetbol que, aunque no es un deporte mediático, en los últimos años ha estado creciendo mucho.

Sus dos grandes ídolos son Michael Jordan y Lorena Ochoa, quien también es su modelo a seguir, pues logró que el golf entrara como disciplina olímpica (Paola espera que el raquetbol también sea admitido), además de que percibe ciertas similitudes con la golfista: “me comparo un poco con ella, pues en su momento estuvo liderando el ranking profesional en su disciplina”.

Paola es una chava súper segura pero, al mismo tiempo, es un poco supersticiosa: llegó a jugar sus finales vestida de rojo, lo cual le funcionó una temporada y media, pues ganaba, ganaba y ganaba.

–¿Tienes algún ritual para antes de salir a las canchas?

–Sí, soy mucho de cábalas, pero antes que nada soy una persona religiosa: siempre que salgo a un torneo importante me encomiendo a Dios; mi mamá, que es quien viaja conmigo casi siempre, me da la bendición.

No obstante, en el fondo sabe que no depende del color: siempre ha sido una persona disciplinada, y esto es lo que la ha llevado al éxito.

–A veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos; ¿cómo te enfrentas a ti misma?

–Totalmente cierto; algo que no me dejaba crecer era mi propio miedo a ganar, había momentos en los que tenía el mismo nivel que las jugadoras extranjeras y perdía por el factor psicológico. Mi equipo está formado por mi psicóloga deportiva, el preparador físico, la entrenadora de técnica (que es de Estados Unidos y funge como terapista, doctora y nutrióloga); el trabajo en equipo ha sido fundamental para que me mantenga en lo más alto, y me llevó a romper esos miedos para poder triunfar.

Sobre la fama, nos platicó que sí ha cambiado su vida pero nunca ha dejado de ser la misma persona. Su agenda es lo que más se transformó, pues no tiene mucho tiempo libre: eventos con patrocinadores, sesiones de foto… ha rechazado propuestas de televisión ya que está concentrada en el deporte, que le ha dejado grandes satisfacciones, cosas increíbles y conocer lugares que jamás imaginó.

Sublevándose contra el gobierno

–¿La burocracia de las instituciones mexicanas ha sido adversa para ti?

–No siempre: la Conade y el Comité Olímpico Mexicano sí me apoyaron mucho, pero el gobierno de San Luis Potosí, no. Terminando la prepa, me fui a vivir a Estados Unidos, y mis papás costeaban toda mi gira profesional; después representé al estado de Baja California, y ahorita a Nuevo León. Ellos apostaron por mi carrera deportiva, me abrieron las puertas para terminar mis estudios académicos y combinarlos con el deporte. Si en su momento San Luis no me apoyó, afortunadamente hubo otros estados que me cobijaron y pudimos salir adelante.

–¿Te costó llegar a donde estás por ser mujer?

–Sí, totalmente. Los premios económicos de algunos torneos siguen siendo más altos en la rama varonil pero, si al final nos esforzamos de la misma manera y nos entrenamos día con día para ganar, no veo por qué deban ganar más. La realidad es que, en el deporte mexicano, las mujeres hemos sacado la casta siempre.

Un país insurgente

–¿Qué significa México para ti?

–A mi país no lo cambio por nada; a los 18 años me mudé a otro, pero las tradiciones son distintas, extrañaba muchas cosas de México. Me encantan los tacos, la cultura y la gente; los mexicanos somos más familiares, y allá en Estados Unidos la gente era muy seca.

Tuve la fortuna de ganar tres medallas de oro en los juegos panamericanos; la mayor satisfacción es ver a tu bandera en lo más alto y escuchar el himno nacional.

Lo que menos le gusta es la inseguridad: le encantaría que no fuera el tema principal cuando se habla de nosotros.

–¿Crees que algún día México pueda ser una país primermundista?

–Eso depende de cada uno; los mexicanos siempre hemos sido capaces de lograr nuestras metas, pero depende del cambio de la sociedad y del gobierno.

Todos nacimos con algún talento; hay que sacar siempre lo mejor de nosotros… el cambio viene principalmente de cada uno.

–¿Cómo ven otros países que una mexicana sea la número uno?

–He vivido el tema del racismo; cuando alcancé el primer lugar del ranking profesional, la comisionada (una norteamericana) no aceptaba que una mexicana estuviera como la número uno: el raquetbol había sido liderado por países como Estados Unidos y Canadá, y ahora era gente de Latinoamérica. Siempre me peleaba con ella, me ponía las peores trabas. Afortunadamente ahora es todo lo contrario.

Los Sacrificios

Ser una deportista y atleta de alto rendimiento ha implicado muchos sacrificios: entrena cinco horas y media diarias, y vivió en Estados Unidos un año para perder el miedo a las jugadoras extranjeras –quizá su mayor reto– y obtener mayor experiencia. Y hay que sumarle que hizo una carrera en ingeniería mecánica, y acaba de terminar una maestría en ciencias políticas. Esto le provocó inconvenientes con su familia y sus amigas, pues se perdía muchos momentos importantes más. Al final todos entendieron, y ahora son parte importante de sus logros.

–En el amor, ¿cómo andas?

–Encontrar una pareja que realmente me entienda y me apoye fue difícil. Mi agenda abarcaba toda la semana: escuela, torneos, eventos con patrocinadores, y me preguntaban “¿a qué hora yo?”. Es complicada esa parte, pero hoy estoy súper feliz pues tengo una persona que me apoya.

Un porvenir en libertad

–¿Cómo te ves en cinco años?

–Quiero aventarme un nuevo ciclo panamericano; el próximo año viene el campeonato mundial, y tenemos juegos centroamericanos. No descarto la posibilidad de que el raquetbol sea disciplina olímpica: me encantaría que me tocara jugar.

Sobre su retiro, nos contó que no es algo que pase por su cabeza, pero es una chava madura y consciente del porvenir: “Tengo varios planes; estudié la maestría pues me encantaría ocupar un cargo público relacionado con el deporte, aunque también anhelo casarme y tener una familia. Otro de mis objetivos es poner canchas públicas en toda la república y abrir una escuela de raquetbol. Desgraciadamente, las instalaciones están en clubes privados y no toda la gente tiene acceso”.

Para concluir, quisimos que nos compartiera un consejo para nuestros lectores: “Luchen por sus sueños; desde chica me puse metas a corto, mediano y largo plazo, pues se debe trabajar día con día. No ha sido fácil, no llegué a ser la número uno de un día para otro; ha sido mucha disciplina, dedicación, perseverancia… Las cosas que valen la pena son difíciles de conseguir, mas no imposibles. Y gracias por todo el apoyo”.

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