Un oasis verde entre naves industriales. El parque municipal Benito Juárez no recibe visitantes y el esfuerzo de los trabajadores por mantenerlo en buen estado parece un trabajo estéril, “antes éramos cuatro los que le dábamos mantenimiento”, señala un empleado de Parques y Jardines. Ahora son solo dos los encargados, pero uno se encuentra cuidando de manera temporal otro espacio verde.
La delincuencia se ha apoderado de este espacio desde hace meses, “al rato, después de las cinco de la tarde, es cuando empieza a entrar la delincuencia”, cuenta uno de los encargados.
El patrullaje en esta zona es intermitente e ineficiente. Al ser este espacio bastante grande -aproximadamente dos hectáreas y media- es común encontrar parejas en las orillas del jardín que son blanco fácil de los criminales. El encargado recuerda un suceso: “por octubre o noviembre, yo andaba regando del lado de allá, y estaban asaltando a una pareja. Fui y le dije a los oficiales: ‘sí ahorita vamos’, contestaron para llegar después de media hora”.
Un hombre acaba de dejar su auto en el estacionamiento del parque cuando le advierte una vendedora que la semana pasada se llevaron un vehículo. Pero es una labor imposible para los encargados vigilar todo ese espacio y esto ha provocado que, injustificadamente, las personas que han sido víctimas de la delincuencia en ese lugar los insulten o los amenacen.
Si yo le juego al valiente lo puedo espantar o qué sé yo. Usted viene una sola vez o ya no vuelve a venir, pero yo me quedo aquí y al rato va a venir no nada más uno, van a venir varios y me van a agarrar a mí. A un compañero ya le paso así, lo golpearon, explica uno de los encargados del parque municipal Benito Juárez.
A la delincuencia se suma el hecho de que la ciudadanía tampoco se esfuerza por conservar este espacio. “Me han mentado la madre, me han retado a trancazos”, continúa el encargado y cuenta también que, frecuentemente, las personas tirar basura en el suelo a pesar de que hay contenedores instalados en todo el parque.
Por el descuido en el que se encuentra, el espacio se ha hecho propicio a que menores de edad ingieran bebidas alcohólicas quienes, además, dejan el baño en pésimas condiciones.
Recuperar el espacio público es una labor primordial para combatir la delincuencia. Para Carlos Mendieta, titular de Fundación Tlaoloc, el reconocimiento que generan los parques entre vecinos y usuarios fortalece el tejido social. Por el contrario, la perdida de estos espacios favorece el aumento de crímenes y la pérdida de plusvalía del lugar.