Para ser serios, la candidata Delfina Gómez debería precisar a qué exgobernadores se refiere cuando habla de aquellos “que saquearon al Estado de México y deberán rendir cuentas”. ¿En quién está pensando y qué elementos legales existen para procesarlos? ¿Cuándo prescriben en el Estado de México los delitos por hechos de corrupción como peculado, cohecho, ejercicio ilícito de servicio público, enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad y coalición de servidores públicos?
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Por supuesto que el patrimonio de varios exgobernadores, realmente de todos, debería estar sujeto a investigación para determinar si su procedencia es lícita o no. Unos más y otros un poco menos son extraordinariamente acaudalados, millonarios. Si se transparentara con fidelidad su patrimonio, la sociedad quedaría atónita. De eso a que puedan ser sometidos a juicio hay una enorme distancia. Suena muy bien como propaganda de campaña, pero es francamente irrealizable.
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Montiel, César Camacho, Eruviel, Baranda, Peña Nieto y Chuayffet seguramente no están muy preocupados buscando abogado por los dichos de la maestra Delfina, se saben intocables. La candidata de Morena se equivoca si cree que es correcto lucrar con un tema. Uno de los mayores anhelos de la sociedad mexiquense es el castigo para aquellos que han abusado del poder, nadie tiene el derecho a jugar con eso.
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Raymundo Martínez ha tomado la decisión de sustituir a su esposa en la presidencia del DIF municipal con su hijo mayor del primer matrimonio. A él le ha parecido una buena idea y no ha querido compartir con el pueblo su razonamiento. El movimiento es enigmático. Reivindicar al primogénito defenestrando a la consorte, algo muy Raymundo, podría decirse. Esta historia apenas empieza, habrá que esperar a conocer la versión de la señora Viridiana y la reacción social del proceder del alcalde toluqueño.
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Las cloacas de la propaganda negra trabajan horas extras. La elección está en la fase de atacar al adversario, opacarlo, denigrarlo, así sea con infundios. Es de ambos lados, el PRI y sus aliados atacan, pero también lo hacen en el bando de las simpatías morenistas. La degradación del proceso es tan obvia como lastimosa. Así no se construye democracia, ni patria. Qué pena.