¿Sí nos sentimos más seguros?

¿Sí nos sentimos más seguros?
El resultado de la última medición reveló el porcentaje más bajo desde que empezó a realizarse la encuesta: 62% de percepción de inseguridad

Desde hace una década, el INEGI ha venido realizando una medición sobre cómo percibe la gente la seguridad pública en el país. Desde 2013 dicha institución aplica la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana y lo hace de modo trimestral. El instrumento que aplica trata de captar de las personas su sensación de inseguridad respecto al delito, sus expectativas en torno al comportamiento del fenómeno delictivo, si han cambiado algunas de sus conductas producto de ese temor y, por último, si han presenciado recientemente alguna conducta delictiva o antisocial.

La primera medición, en septiembre de 2013, ubicó la percepción de inseguridad en 66%. Luego, con el paso de las mediciones, hubo pocos cambios, casi siempre al alza, hasta llegar a 77% a inicios de 2018. Esto quiere decir que prácticamente ocho de cada diez habitantes de una ciudad en el país se sentían inseguros. La semana pasada se dio a conocer el resultado de la última medición (de diciembre del 2022) y reveló el porcentaje más bajo desde que empezó a realizarse la encuesta: 62% de percepción de inseguridad.

¿Qué significa este número?

De entrada, que la gente dice sentirse menos insegura en las calles, en su colonia, en la ciudad en la que vive. De hecho, en los datos desagregados, entre los hombres se registró una percepción de inseguridad todavía más baja, de 54%. En tanto, entre el sector femenino la tasa se ubicó en 68%. Ese nivel solo se había registrado a mediados de 2014. Pero el resto de la década ha estado muy por encima. De hecho, en 2018 se ubicó arriba de 80%.

Un sexenio sangriento

Nadie tiene duda en México que desde hace ya más de 20 años el problema de la seguridad pública se ha mantenido sin solución clara. De hecho, esa es la razón por la cual se comenzó a medir la percepción de inseguridad. Pues cuando concluyó el sangriento sexenio de Felipe Calderón era evidente que estábamos en graves problemas en la materia por la cantidad de delitos que se cometían. El sexenio que fue de 2012 a 2018 tuvo una tendencia sostenida al alza. En uno de los puntos más altos se registró que la gente sentía gran temor a sufrir algún delito, por lo cual modificó sus hábitos respecto a “llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito”. Otros declaraban haber cambiado sus hábitos respecto a “permitir que salgan de su vivienda sus hijos menores”. Y otro tanto hablaba de que realiza otras rutinas como “dejar de caminar por los alrededores de su vivienda después de las ocho de la noche”.

Tendencia a a baja

En contraste, en lo que va del presente sexenio, la tendencia se ha mantenido a la baja de modo consistente. Solo con un ligero repunte a mediados del año pasado cuando se ubicó en 67%. Desde luego, hay contrastes entre las ciudades del país, pues mientras en Fresnillo, Zacatecas 97.7% de los encuestados confesó sentirse inseguro, en otras ciudades, como los Mochis, Sinaloa, el porcentaje solo llega a 15%.

¿Por qué la gente se siente menos insegura hoy que hace cuatro años?

Estos números tienen que movernos a las preguntas de ¿por qué la gente se siente menos insegura hoy que hace cuatro años? ¿Y qué consecuencias tiene eso? Hace 8 años, en este mismo espacio, escribí un texto en el que daba cuenta de los resultados de la misma encuesta. Sostenía entonces que cuando la inseguridad se convierte en la principal de las preocupaciones, nuestras relaciones con el resto de la población cambian, porque se basan en la desconfianza. 

Decía yo en aquel texto de hace años: “Si las personas se sienten inseguras, si salen a la calle con miedo, si permanecen en sus casas temerosas o por lo menos con mayores precauciones, sus interacciones con el prójimo necesariamente se vuelven otras, es decir, se limitan. Igualmente, cuando la disposición espacial de las ciudades restringe las vivencias comunes a contactos ocasionales-casi-inevitables, aderezados con desconfianza mutua, el ámbito comunitario se desvanece en el aire. Ese es el costo de vivir sintiéndose inseguros.”

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En el Edomex la percepción de inseguridad no es alentadora

Al revisar los datos correspondientes específicamente de ciudades de nuestro Estado de México, las cifras no son muy alentadoras. Los porcentajes son Toluca, 83% de percepción de inseguridad; Ecatepec y Naucalpan, 89%; Ciudad Netzahualcóyotl, 72%; Cuautitlán Izcalli 83%; y Chimalhuacán 81%. Cuando se genera un clima de desconfianza y temor como el que reportan estos números en la entidad, las personas toman medidas más estrictas y excluyentes en su comportamiento, lo cual no sólo termina dirigiéndose a los delincuentes, sino a todo el prójimo. Además, encarece los costos de la vida, pues la gente se ve motivada a instalar medidas de seguridad que implican contratación de pólizas de seguro, infraestructura (rejas, cerraduras, videocámaras, etc.), contratar personal de vigilancia, solo por referir algunas acciones.

Si en el país hay una tendencia a la baja en la percepción de inseguridad, tendría que tomarse como buenas noticias. Sin embargo, estar por arriba de la mitad de la población viviendo con temor a sufrir un delito sigue siendo muy alto. Necesita sostenerse la reducción en las tasas de percepción de inseguridad, pero eso no pasa solo por el estado de ánimo de la gente. Necesita verse correspondido con mejor actuación policial y de los sistemas de procuración e impartición de justicia.

En resumen

El proceso que vivimos de finales de los 90 a la fecha puede resumirse así: una sociedad que fundaba su tejido social en la confianza, las tradiciones y algunos valores como el respeto y la honestidad, empezó a experimentar temor. E inevitablemente se fue transformando su tejido social a partir de que van cambiando las formas de pensar, sentir y actuar de las personas.

Hoy se impone andar el camino de regreso: restarle centralidad al tema de la inseguridad para poder re-construir nuestra forma de relacionarnos con los otros. No es tarea fácil, pero los números indicarían que vamos por la ruta correcta.