La tortura y los malos tratos siguen siendo usados en los procedimientos de los elementos de seguridad pública y el Ejército, revela informe de Amnistía Internacional presentado ayer.
Según el informe Fuera de control tortura y otros malos tratos en México, desde 2010 hasta finales de 2013, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) recibió más de 7.000 quejas por torturas y otros malos tratos. Para 2014 el documento no presenta datos, sin embargo, hasta el momento la CNDH ha hecho dos recomendaciones en las cuales confirma la existencia de la tortura.
Ángel Amílcar Colón Quevedo sufrió tortura y abusos a manos de la policía y miembros de las fuerzas armadas debido a su condición de migrante y su origen racial. Quevedo es miembro de la comunidad afrodescendiente de Honduras. Quevedo fue golpeado, le provocaron asfixia con una bolsa de plástico en la cabeza, lo desnudaron y le sometieron a tratos humillantes y a insultos racistas. Permanece en prisión en espera de juicio. Fue acusado sobre la base de la declaración que le obligaron a hacer tras ser torturado. Amnistía Internacional lo declaró preso de conciencia en julio de 2014, reseña el informe.
Es probable que las cifras sean mayores a las presentadas por el documento, porque en ocasiones las personas no denuncian o simplemente la CNDH no es encargada de registrar los casos. Tal como ocurre con las violaciones cometidas por parte de los agentes estatales y los municipales, indica el documento. El informe muestra además que en ningún caso las denuncias han desembocado en condena penal por tortura.
En su informe de segundo año de gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto destacó la disminución de las denuncias, sin embargo, persisten las violaciones tal como lo muestra el informe.