A pesar de que la covid-19 es un terreno nuevo y poco conocido para los miembros de la comunidad científica y la sociedad en general, ha podido comprobarse que los efectos de la enfermedad en poblaciones jóvenes son menores.
De acuerdo con El País, los niños ni son super contagiadores de la covid ni se infectan en la misma proporción que los adultos ni, cuando sufren la enfermedad, padecen los mismos efectos devastadores que los mayores. En la mayoría de los casos, ni siquiera dan positivo en las pruebas, pese a ser portadores.
Una de las explicaciones para esta desproporción en la incidencia se encuentra, según Rodríguez Baño, en la respuesta innata del sistema inmune. Con este sistema de defensa se nace y permite proteger al cuerpo de las infecciones.
Una última causa del escudo infantil puede ser la inmunidad cruzada, la generada por otros coronavirus menos agresivos y que tienen especial incidencia en los niños. Sin embargo, Rodríguez Baño advierte de que esta hipótesis es muy controvertida y no hay datos concluyentes.
A partir de esa primera línea de defensa se genera la inmunidad adquirida, lo que implica la generación de linfocitos de memoria capaces de volver a detectar la infección pasado el tiempo y reactivar los mecanismos de protección. En los mayores, sin embargo, se produce un efecto llamado inmunosenescencia, el deterioro progresivo del sistema con la edad.
Con información de El País

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