El expresidente Enrique Peña Nieto no es el único que carga la factura de su equipo de seguridad al pueblo del Estado de México. Varios personajes del pasado también cuentan con escoltas financiados con recursos públicos. Entre ellos, exprocuradores y exfiscales como Alfonso Navarrete, Alfredo Castillo y Alejandro Gómez Sánchez; exsecretarios generales de Gobierno como José Manzur y Ernesto Nemer; e incluso el senador con licencia Higinio Martínez.
Algunos de estos guardaespaldas están adscritos a la nómina de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México. Otros pertenecen al Cuerpo de Seguridad Auxiliar del Estado de México (CUSAEM) o a la Secretaría de Seguridad. La lista completa es extensa y evidencia un esquema de privilegios que sigue vigente.
480 policías convertidos en escoltas de la élite política
Un cálculo moderado sugiere que al menos 480 policías —entre agentes de investigación, preventivos, municipales y auxiliares— están asignados a funciones de guardia. Otros a custodia y protección de funcionarios, exfuncionarios e incluso particulares.
Estos elementos perciben salarios que oscilan entre 20 mil y 45 mil pesos mensuales. Lo que representa un gasto superior a 15 millones de pesos al mes en recursos públicos destinados a pagar este privilegio a la alta burocracia y a personajes influyentes.
Si la austeridad republicana promovida por la 4T fuera real y congruente, estos recursos deberían destinarse a la seguridad de los ciudadanos. Por supuesto, no a la protección de quienes ya no ejercen funciones de gobierno, salvo en casos donde exista un riesgo genuino derivado de su labor.
Delfina, la menos ostentosa; alcaldes, los más extravagantes
Paradójicamente, la gobernadora Delfina Gómez es de las figuras con menos despliegue de seguridad. Aunque no se transporta en un Tsuru o un Jetta, las camionetas que usa son vehículos de segunda mano: algunas heredadas de la administración anterior y otras adquiridas desde su campaña. Su equipo de seguridad es discreto y, en varias ocasiones, se le ha visto caminar sola o con mínima escolta en Texcoco durante los fines de semana.
En contraste, hay alcaldes que parecen más preocupados por su seguridad que por gobernar. Estos personajes extravagantes y abusivos se desplazan en convoyes de tres, cuatro y hasta cinco camionetas de lujo, algunas blindadas, con equipos de hasta diez escoltas armados hasta los dientes. Se comportan como pequeños monarcas con séquito, ajenos a la realidad de sus gobernados.
La farsa de la videollamada de Peña Nieto
En los últimos días, circuló el rumor de que el expresidente Enrique Peña Nieto sostuvo una videollamada con Alejandro “Alito” Moreno y la dirigencia estatal del PRI en el Estado de México, encabezada por Cristina Ruiz, para felicitarlos y alentarlos a seguir adelante.
La realidad es que se trató de una mentira burda, tan mal ejecutada que solo generó burlas y risas entre quienes la escucharon. Una farsa más en la desesperada narrativa del tricolor.
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