¿Qué sabemos de la crisis hídrica?

De acuerdo con una publicación reciente del Banco Mundial, en los últimos años el consumo de agua en algunos países del mundo creció hasta 75%, lo cual obliga a encender los focos de alerta por la sostenibilidad del acceso al agua ante tales niveles de crecimiento. Este tipo de advertencias incluyen una muy seria: que […]

De acuerdo con una publicación reciente del Banco Mundial, en los últimos años el consumo de agua en algunos países del mundo creció hasta 75%, lo cual obliga a encender los focos de alerta por la sostenibilidad del acceso al agua ante tales niveles de crecimiento. Este tipo de advertencias incluyen una muy seria: que dentro de 15 años el déficit mundial de agua será de 40%. ¿Qué quiere decir eso?, pues que hará falta agua para 4 de cada diez seres humanos, o sea para unos 2 mil millones de personas en el planeta, quienes cada vez tendrán más difícil el acceso a ella, sobre todo si se toma en cuenta que el consumo, así como el acceso a los recursos hídricos, van de la mano de los ingresos, es por eso que los más pobres tienen más probabilidad de sufrir escasez que las clases medias y altas-

De acuerdo con la misma publicación, América Latina es una región de contrastes, dado que alberga una tercera parte del agua dulce del planeta, pero al mismo tiempo sus grandes urbes aparecen dentro de las listas de las 20 ciudades con mayor estrés hídrico del mundo. ¿Y en nuestra ciudad de Toluca cómo andamos?

En un estudio hecho ya desde hace una década por el Instituto Nacional de Ecología se incluyó a Toluca dentro del grupo de aquellas ciudades del país que, dados sus elevados niveles de pobreza y la baja disponibilidad de agua, enfentan una situación que apunta hacia la crisis; lo cual no es ajeno a la situación de que nuestra vecina, la Ciudad de México, se encuentra dentro de la ya referida lista de las 20 ciudades con mayor estrés hídrico del mundo y de acá les estamos mandando agua todos los días.

Si los capitalinos demandan cada día más agua y lo mismo aquí, pero se le suma el factor pobreza, se abren amplias posibilidades de que importantes sectores de la población que habita en la zona metropolitana del Valle de Toluca no tenga acceso a fuentes confiables de sumistro de agua para consumo humano, ya no digamos para otras actividades, como las domésticas o de higiene, por ejemplo.

Adicional a ello hay que sumar un factor que fue estimado como grave por un estudio que realizó la UNAM sobre la vulnerabilidad de las fuentes de abastecimiento de agua potable de la ciudad de México: reveló que en varios pozos que existen en los acuíferos del Valle de Toluca (y de los que se toma agua para mandar al D.F.) se tiene el problema de la contaminación con metales pesados. Principalmente se señala a pozos que se ubican en Toluca, Calimaya y Metepec, advirtiendo que la fuente de contaminación para esa agua es la gran cantidad de basureros que existen en la zona, los cuerpos de agua superficiales que reciben descargas de drenaje y, por supuesto, el corredor industrial Toluca-Lerma.

Así, pues, estamos en medio de una situación crítica que vale la pena no desatender, porque el agua es un recurso limitado, y porque se estima que en países como el nuestro hasta 40% del agua potable se pierde antes de llegar al consumidor, debido a ineficiencias y la falta de una infraestructura de calidad. Como consecuencia, se extrae más agua de las cuencas locales para cubrir el déficit, con lo cual se incrementan las posibilidades que en el futuro nos falte el líquido para consumo humanos y otras actividades tan importantes como la producción de alimentos. Por la falta de información que a niveles populares existe sobre la problemática, creo que la pregunta básica no es qué estamos haciendo para resolverla, sino qué sabemos de la crisis hídrica que se viene.