Toluca, México, 26 de marzo de 2019. Hagamos un honesto análisis de conciencia: ¿Qué sabemos de Paraguay? Sabemos que hoy se enfrenta a México, sabemos que hablan guaraní y tal vez que su capital es Asunción, pero nada más. La verdad es que tampoco está del todo mal. Nuestro flamante ex presidente Enrique Peña Nieto se refirió al presidente uruguayo Tabaré Vázquez como representante “la República Oriental del Paraguay”.
El fútbol es la academia de mucha gente. Gracias a él podemos ser cada cuatro años expertos en geopolítica, podemos saber más sobre el conflicto católico-protestante por un Celtic vs Rangers, podemos saber más sobre el conflicto separatista en España viendo un Real Madrid vs Barcelona o entender conflictos internacionales como el de Honduras y El Salvador. Luego entonces por qué no podríamos sacar provecho de un México vs Paraguay.
Se puede, por ejemplo recordar a paraguayos que jugaron en México y la rompieron mientras se aprende que Paraguay no tiene costas, pero que, a diferencia de Bolivia, sí tiene salida al mar gracias al Río Paraná. Se puede recordar a José Saturnino Cardozo al tiempo que aprendemos que el tereré (versión fría del mate argentino) fue creado en Paraguay durante la Guerra del Chaco. También podemos traer a la memoria al gran defensor Paulo da Silva quien también jugó en el Toluca, mientras descubrimos que el guaraní es una de las dos lenguas oficiales. Con tristeza podemos recordar al mítico Salvador Cabañas mientras nos sorprendemos al saber que su bandera es la única de América que cuenta con dos escudos, uno en el anverso y otro en el reverso.
Así, el fútbol, considerado por muchos intelectuales como juego de idiotas puede ser un acercamiento al maravilloso mundo del tesoro del saber. Hoy se juega un partido seguramente aburrido, pero que nos sirva de algo.