«Queremos salir corriendo», la lucha de una enfermera

El personal de enfermería pasa hasta 9 horas, sin comer y sin tomar agua, atendiendo casos de covid-19

El personal de enfermería de los hospitales Covid debe pasar hasta 9 horas sin comer o ir al baño, ya que cada día aumenta el número de pacientes que deben atender, algo que desafía sus capacidades físicas y mentales, pues las jornadas son literalmente asfixiantes. Las enfermeras saben que esta pandemia es real, nadie inventa los contagios ni el número de pacientes que constantemente ven ingresar con problemas para respirar.

“Queremos muchas veces salir corriendo del hospital y no regresar”, son las palabras con las que cierra la entrevista Lorena

“Queremos muchas veces salir corriendo del hospital y no regresar”, son las palabras con las que cierra la entrevista Lorena, una enfermera del hospital Adolfo López Mateos que todos los días lucha contra el coronavirus, el número casos confirmados y las defunciones aumentan mientras el personal de enfermería debe contemplar impotente la indiferencia con la que ciertas personas se conducen por la calle.

El pasado fin de semana, por ser festivo, complicó aún más la capacidad operativa del sector salud del estado, pues en total Lorena pasó 9 horas sin tomar una gota de agua, sin comer, sin ir al baño, sin descansar “hago un concentrado de electrolitos, a una botella de 300 mililitros le pongo un sobre de suero que es para un litro, no puedo tomar mucha agua, porque con el traje puesto es imposible ir al baño”: una vez puesto el traje no hay vuelta atrás. Cubrebocas n95, careta, dos pares de botas desechables, traje tyvek, gogles y una bata forman un conjunto que sofoca a cualquier persona, incluso al personal de enfermería y médico que de alguna forma están acostumbrados a esa piel.

Las jornadas, dicen las enferemeras, que son quienes principalmente tienen el contacto con los pacientes con covid-19, “son asfixiantes, son desgastantes, nos deshidratamos, es desesperante, te angustia, quieres salir corriendo pero no puedes, abres las ventanas, levantas la careta y quieres respirar, pero no puedes”.

“Hago un concentrado de electrolitos, a una botella de 300 mililitros le pongo un sobre de suero que es para un litro, no puedo tomar mucha agua, porque con el traje puesto es imposible ir al baño”

Su vocación por la salud no está a discusión, pero su capacidad para resistir se ve retada conforme avanza la pandemia. No obstante, este no es el único reto que deben enfrentar, pues el miedo ha ser atacadas o de contagiar a sus familias ha ocasionado que el personal médico deba encubrirse o dejar su hogar para continuar con su heroica labor al cuidar a los enfermos por SARS-CoV-2.

Lorena, por ejemplo, ha buscado un lugar donde vivir, separada de su familia, sin embargo, la rutina lejos de sus seres queridos es la misma, comienza todos los días desde las 6 de la mañana, para salir a las 7, vestida de civil, por miedo a ser víctima de alguna agresión, y llegar al hospital antes de las 8 a. m. y así tener tiempo de colocarse el equipo de protección contra el coronavirus. “Ya varias de mis compañeras del hospital han sufrido agresiones, por eso llegamos de civil”, dice en la entrevista que concedió a AD Noticias.

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La convivencia con los pacientes, la muerte constante de muchos de ellos también ha dejado ya secuelas psicológicas para Lorena, la misma falta de oxígeno que les provoca el equipo de protección personal hace que el contacto con los casos de covid-19 sea mínimo, 5 minutos es lo máximo que pueden platicar antes de comenzar a sentir los efectos de la hipoxia “la gente que llega nos cuenta que porque se fueron a una fiesta, porque se fueron de compras a los mercados”.“Cuando te das vuelta tu paciente ya murió”, comenta.

“Vas en la calle y ves a familias completas, adultos mayores expuestos, los ves de fiesta y cuando llegan al hospital nos agreden y dicen que somos unos negligentes”

Para el personal de enfermería es imposible mantenerse indiferentes ante la muerte de uno de sus pacientes, aunque la impotencia de no poder salvarlos, que se vive todos los días, es menor a la que padecen cuando ven a gente transitar por la calle sin tomar las medidas de precaución, “vas en la calle y ves a familias completas, adultos mayores expuestos, los ves de fiesta y cuando llegan al hospital nos agreden y dicen que somos unos negligentes”.

Esta es la realidad a la que se enfrenta, todo el tiempo, el personal de enfermería y médico que labora en los hospitales Covid, angustiantes horas luchando contra un enemigo que no pueden ver, una sociedad que lejos de agradecer su esfuerzo se abalanza en contra de aquellos, quienes a base de esfuerzo y sacrificio logran salvar la vida de cientos de personas. No obstante, la pandemia de coronavirus ha servido para visibilizar a este sector laboral que percibe un salario menor a los 10 mil pesos mensuales por un servicio invaluable.