Una reducción del 5% en el precio de la tortilla puede parecer modesta, pero en un Estado de México donde el gasto alimentario representa casi la mitad del ingreso familiar, cada peso cuenta.
El reciente Acuerdo Nacional de la Cadena Maíz-Tortilla, firmado por el gobierno federal y productores, promete un respiro temporal para las familias mexiquenses: una baja gradual de 5% en el precio del kilo de tortilla durante los próximos seis meses. Aunque la medida tiene alcance nacional, su efecto será particularmente relevante en el Estado de México, donde más de 4.3 millones de hogares consumen este alimento a diario.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, una familia promedio en Edomex destina el 39% de su gasto corriente total a alimentos y bebidas, con un consumo promedio mensual cercano a los 11,300 pesos. De esa cifra, alrededor de 1,800 pesos se usan exclusivamente en productos derivados del maíz, principalmente tortillas.

Si consideramos que una familia consume en promedio 1.5 kilos de tortilla al día, eso equivale a más de 45 kilos al mes, cuyo costo varía entre los $18 y $35 pesos por kilo, dependiendo de la zona. Con un precio medio de $23 pesos, el gasto mensual solo en tortilla asciende a unos $1,035 pesos.
En zonas urbanas con altos índices de pobreza alimentaria —como Ecatepec, Chimalhuacán o Valle de Chalco—, la tortilla es un alimento que literalmente sostiene la dieta de millones. En esos municipios, los precios tienden a estar en el rango alto, y la reducción prometida podría aliviar la presión sobre los hogares que enfrentan inflación persistente, bajos ingresos y precariedad laboral.

El acuerdo, aunque positivo, es temporal. No enfrenta a fondo los problemas estructurales de la cadena maíz-tortilla: la especulación de precios, el dominio de intermediarios, la inseguridad en zonas de producción y la informalidad que predomina en tortillerías. Tampoco resuelve la dependencia de insumos importados ni la baja productividad en regiones rurales.
Si la meta es llegar a una reducción del 10% antes de que termine el sexenio, será necesario más que buena voluntad: se requiere inversión pública, incentivos para pequeños productores y una política alimentaria integral que reduzca la desigualdad en el acceso a la comida.
La tortilla no solo es cultura e identidad. Es economía diaria. En el Edomex, donde más del 43% de la población vive con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas (CONEVAL 2022), un gesto de política alimentaria, por pequeño que parezca, puede marcar la diferencia entre una mesa llena y una vacía.

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