Relevo en la gubernatura

Hay un ánimo de cambio y, de conseguirse, provocará una especie de catarsis entre la población y llenará de compromisos al equipo entrante
mayo 29, 2023
peleando por el edomex

A partir del domingo vamos a tener una gobernadora (electa) en el Estado de México. El domingo se elegirá a quien conducirá la entidad en los siguientes seis años. En este espacio no habíamos tocado el tema a lo largo de las precampañas ni campañas; sin embargo, el tiempo se agotó. En un par de días se acaban las actividades proselitistas y el fin de semana son los comicios. ¿Todo cambiará o nada lo hará?

Sí van a cambiar muchas cosas y, al mismo tiempo, no es posible esperar transformaciones dramáticas. Cambiará, por ejemplo, el hecho de que una mujer esté al frente de la Administración Estatal. Nunca en los años de historia de nuestra entidad una mujer había ocupado ese cargo. Eso será histórico. También cambiará el partido en el poder. El escenario más probable al momento de escribir estas líneas es un triunfo de la candidata de la alianza Morena-PT-PVEM. De la misma manera, eso será histórico, pues el PRI nunca ha perdido una elección de gobernador y, aunque ahora está aliado con los partidos que estuvieron más cerca de arrebatarle el triunfo (los panistas José Luis Durán y Rubén Mendoza fueron los que más compitieron en porcentaje de votación), tendrá que cargar con una primera derrota y pasar a ser oposición.

También cambiarán, desde luego, las posiciones para los comicios del siguiente año. Muchos personajes que suspiran por una alcaldía, una diputación (local o federal) o una senaduría se reacomodarán con el equipo de la gobernadora entrante para ser apoyados en sus pretensiones. En tanto, los personajes que aspiran a lo mismo, pero están en los partidos «perdedores» del domingo tendrán que pelar por el reducido presupuesto y tendrán que renegociar con sus «mecenas» desde una posición distinta, menos favorable.

De las cosas que no cambiarán se pueden nombrar algunas, como todas esas expresiones de la cultura política que hemos visto por décadas: cacicazgos, clientelismo, corrupción, nepotismo, etc. No cambiarán con el resultado de la elección porque las mentalidades es lo que más lento cambia en una sociedad. Las formas internalizadas de entender la política, el servicio público y el ejercicio del poder no se terminan por decreto ni con la llegada de un nuevo equipo. Quien llegue, si tiene ánimo de remover esas anquilosadas formas, tiene que empezar minándolas, poco a poco, y poniendo en marcha otras. Los resultados no se verán de inmediato. Ahora bien, si llega para reproducir todas esas prácticas, las bases están puestas; solo tiene que insertarse en los circuitos que vienen operando por décadas para otorgar concesiones, celebrar licitaciones, contratar servicios, repartir cargos, etc.

Si uno observa las encuestas, puede darse cuenta de que la elección del domingo culminará un anhelo incubado hace varios años en la población: que gobierne otro partido político en el Edomex. En efecto, la gente parece estar en el ánimo de sacar del palacio de gobierno al PRI y la candidata Delfina Gómez canalizar eso para obtener el triunfo. Ya hace seis años las cosas se perfilaban en ese rumbo, pero ganó la «maquinaria» electoral tricolor. Es seguro que la pondrán a operar el fin de semana, durante los comicios, pero ahora es menos seguro que consiga su cometido.

Hay un ánimo de cambio y, de conseguirse, provocará una especie de catarsis entre la población y llenará de compromisos al equipo entrante. En el escenario menos probable, que es un triunfo apretado y cuestionado de la candidata priísta, lo que tendría es una legitimidad sumamente endeble. Ya el saliente gobernador experimentó eso, pues fue electo solo por 2 de cada diez ciudadanos incluidos en la lista nominal. No es lo más conveniente para un cargo político de tal magnitud.

Lo que resta, de aquí al domingo, es disponernos a ejercer el derecho al voto, hacerlo con libertad, con responsabilidad, confiando en las autoridades electorales, pero sobre todo en los ciudadanos que recibirán y contarán los votos. Lo que siga después de este domingo 4 de junio será una historia que debemos escribir todos. Estamos siendo testigos de condiciones nunca antes vistas en la historia político-electoral de la entidad y hay todavía muchas páginas por escribir.

Los grandes problemas (de todos) van a seguir demandando soluciones: inseguridad, pobreza, desigualdad, rezago educativo, empleo, salud, movilidad y un muy largo etcétera. Esas soluciones deben ser colectivas, pero encauzadas por un liderazgo político que —esperemos— emerja el domingo con la legitimidad suficiente para tan titánica labor.

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