Sálvese quien lea

  El fundamentalista reticente Changez, el protagonista de esta novela, es básicamente un alter ego de su autor, Mohsin Hamid: ambos nacidos en la segunda ciudad más importante de Pakistán, Lahore; ambos estudiantes de prestigiosas universidades norteamericanas, como Princeton y Harvard; ambos trabajaron como asesores financieros en Nueva York. Hasta ahí las semejanzas, pues mientras […]

 

El fundamentalista reticente

Changez, el protagonista de esta novela, es básicamente un alter ego de su autor, Mohsin Hamid: ambos nacidos en la segunda ciudad más importante de Pakistán, Lahore; ambos estudiantes de prestigiosas universidades norteamericanas, como Princeton y Harvard; ambos trabajaron como asesores financieros en Nueva York.

Hasta ahí las semejanzas, pues mientras Hamid se ha vuelto un periodista y escritor de renombre (sus textos han aparecido en la revista “Time” y en el “The New York Times”, y sus novelas han ganado varios galardones), Changez vio su cómoda y gloriosa vida cambiar a raíz del 9/11.

En realidad, nos enteramos de lo acontecido en su existencia a través del relato que Changez cuenta a un desconocido en un viejo local del barrio de Anarkali; desde cómo llegó a estudiar al país del sueño americano y cómo logró ascender en “la élite social neoyorquina”… no sin antes describir la hermosa y a la vez estremecedora –por no decir patológica– relación con Erica.

Esta es, a decir de Rafael Narbona, “una novela valiente, con la fluidez de un relato policial y una notable clarividencia política. (…) Changez podría ser cualquier joven musulmán, universitario y de familia acomodada, que resuelve sus conflictos de identidad regresando a unos orígenes míticos, que justifican la violencia”.

Quizá el único reparo que le pondría es el uso del narrador en segunda persona: resulta forzadísima la constante descripción de lo que acontece “fuera de cuadro” (lo que platica Changez para que el lector se ubique), si quien escucha el relato está frente al protagonista, viéndolo todo. Pero, salvo ello, el relato fluye de manera muy natural y atrayente.