Sálvese quien lea

  Opiniones de un payaso Heinrich Böll es quizá, junto con Günter Grass, el autor más popular de la Alemania de la posguerra. Su novela “Opiniones de un payaso” fue un connotado “best-seller”, elemento que no debe distraernos de su valía: es, sin duda, una obra maestra. El célebre crítico Marcel Reich-Ranicki apuntaba que la […]

 

Opiniones de un payaso

Heinrich Böll es quizá, junto con Günter Grass, el autor más popular de la Alemania de la posguerra. Su novela “Opiniones de un payaso” fue un connotado “best-seller”, elemento que no debe distraernos de su valía: es, sin duda, una obra maestra.

El célebre crítico Marcel Reich-Ranicki apuntaba que la popularidad de Böll se hallaba en su capacidad para concebir personajes con quienes la sociedad germana se podía identificar: gente común que sobrevivió el conflicto bélico más terrible del siglo XX, y que padeció las pavorosas consecuencias. Tal es el caso de Hans Schnier, protagonista de nuestra novela, un payaso de profesión, ateo, que atraviesa una crisis: recién abandonado por Marie, una católica con quien vivió en concubinato varios años (y que lo abandona por otro creyente), su trabajo comienza a decaer –en parte por su alcoholismo, en parte por tristeza– y parece no tener fin.

En este excelente relato, construido con gran maestría, Böll “aplica su gran talento, su sarcasmo, comprensión e ironía para señalar, una vez más, las contradicciones de una sociedad empeñada en correr un tupido velo sobre su memoria inmediata”, como señala el periódico “El País”.

Böll “mantuvo hasta su muerte, en 1985, una lúcida actitud crítica contra el abuso de poder y la injusticia que surgían en la sociedad alemana”. En 1972, la Academia sueca lo congratuló con el Nobel de literatura. En este caso, un merecido reconocimiento a quien –según Fernando Aramburu– “se lanzó sin más armas que su inconformismo y su honradez a mil y una batallas enderezadas a mejorar el mundo”.