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La sombra del caudillo    Desde luego, lo hará por alguien a quien pueda manipular a su antojo. Dos nombres se barajan: el general Francisco R. Serrano, ministro de la Guerra, y el del general Plutarco Elías Calles, ministro de Gobernación. El cuasi dictador (un caudillo aún, entendido este término como aquel que accede al poder sin mucho reconocimiento legal, pero que sabe manejar a las multitudes para tener su apoyo incondicional) prefiere a Calles, por lo que Serrano terminará siendo fusilado tras su supuesto “levantamiento reaccionario” al intentar usurpar el poder. Bueno, ese es el lado histórico que todos
septiembre 23, 2017

La sombra del caudillo 

 

Desde luego, lo hará por alguien a quien pueda manipular a su antojo. Dos nombres se barajan: el general Francisco R. Serrano, ministro de la Guerra, y el del general Plutarco Elías Calles, ministro de Gobernación. El cuasi dictador (un caudillo aún, entendido este término como aquel que accede al poder sin mucho reconocimiento legal, pero que sabe manejar a las multitudes para tener su apoyo incondicional) prefiere a Calles, por lo que Serrano terminará siendo fusilado tras su supuesto “levantamiento reaccionario” al intentar usurpar el poder.

Bueno, ese es el lado histórico que todos conocemos, pero gracias a la magistral pluma de Martín Luis Guzmán descubrimos todos los tejes y manejes que dieron paso a ese trágico final, en la novela “La sombra del caudillo”, una obra en donde este autor “critica a la sociedad posrevolucionaria, la teatralidad del poder y la ‘política de pistola’”.

Ignacio Aguirre (Serrano) es un incondicional del caudillo (Obregón), por lo cual no está interesado en apoyar su propia candidatura, y decide desvincularse a favor de Hilario Jiménez (Elías Calles); pero éstos dudan de su “incondicionalidad”, comienzan a presionarlo hasta que Aguirre decide hacerles frente, lo que desata diversos actos delictivos, crímenes y traiciones entre políticos en pugna por la codicia y el poder.

Esta obra (calificada por varios, incluido el profesor Manuel Pedro González, como “una de las mejores novelas de ambiente político de Hispanoamérica”) es “inagotable y trágicamente actual”, como bien afirma Juan Villoro.

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