En exclusiva para AD Noticias el alcalde electo de Santo Tomás de los Plátanos, Pedro Luis “Wicho” Hernández de Paz, da su versión de los hechos sobre la orden de aprehensión y posterior fuga en su toma de protesta.
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Con un tono serio y la mano derecha sobre la espalda, el presidente comentó, mientras leía de reojo un texto, que le parecía ilógico que la Fiscalía del Estado de México, la Marina y la fuerza estatal intentaran detenerlo, a pesar de contar con una suspensión provisional otorgada por el Juzgado Primero de Distrito, a cargo del juez Juan Pablo Cortés Torres. Además, mencionó que ya se había solicitado la primera audiencia con un juez en Tenango.
«Ellos querían evitar que yo tomara protesta. Yo lo tengo claro: esto es un tema político. Al no poder detenerme, regresaron todas esas autoridades —la Fiscalía General de Justicia, la Guardia Nacional, la Marina— para arrestar a todas las personas que solo apoyaban mi candidatura y no pertenecían a un partido político. Las arrestaron y ahora están presas en un penal de Almoloya, acusadas de extorsión. Además, ya han amenazado a mis abogados. Por eso, pido el apoyo de la presidenta Claudia, de la gobernadora y de la CNDH», pronunció el presidente.
El alcalde terminó el mensaje con voz entrecortada al denunciar que personal de la Fiscalía General de la República había secuestrado a su hija menor de edad y a su suegra.
Aquí los amparos que presentó el alcalde de Santo Tomás al Juzgado Primero de Distrito en Materia Penal:
𝘗𝘢𝘻 𝘯𝘢𝘳𝘤𝘢 en Santo Tomás; todos hacen como que no pasa nada
Santo Tomás no tiene alcalde, pero tampoco tiene tranquilidad. La “calma” se rompió el pasado 17 de diciembre, cuando Pedro Luis “Wicho” Hernández de Paz rindió protesta como alcalde para después burlarse de la orden de aprehensión emitida por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México y fugarse.
«Antes la feria empezaba desde el 15, ahora mire, está todo solo», comentó Don Aurelio, cuyo nombre ha sido modificado por razones de seguridad.
Santo Tomás de los Plátanos es un municipio boscoso de no más de 9 mil 729 habitantes, de acuerdo con los letreros que anuncian la llegada. Enclavado entre barrancos, se respira aire caliente y limpio. Su belleza no ha sido portada de notas periodísticas, como sí lo ha sido el vínculo de funcionarios municipales de la región, como los de Amanalco, Colorines y Valle de Bravo.

La zona es barrancosa, de difícil acceso, pero con muchos recursos naturales, principalmente maderables e hídricos. En el municipio se encuentra la Central Hidroeléctrica Ixtapantongo, el primer gran proyecto del sistema hidroeléctrico Miguel Alemán.
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En estas localidades, como en otras del Estado de México, la recomendación de la población es unánime: «Después de las 4:00 p.m., mejor no salgan».



Don Aurelio y otros parroquianos descansan en el parque municipal, donde días antes la gente corría por el zafarrancho de la toma de protesta con la que, de manera legal, el suplente del alcalde y actual titular de la Unidad de Información, Planeación, Programación y Evaluación, Ismael Félix Matías Domínguez, puede asumir el cargo el próximo 1 de enero. Para él, las cosas han cambiado, pero no desde este año, sino desde varios años atrás. “La gente ya no baja al pueblo”, lamentó.

El parque, pequeño y lleno de jardineras, no es abierto. Hay juegos de feria, pero tampoco es un laberinto donde pueda fugarse un presunto delincuente como Hernández de Paz, buscado desde noviembre por la denominada Operación Enjambre. Esta estrategia reveló lo que para la población era evidente: el crimen organizado está inserto en los gobiernos municipales.
Muerto el niño…
Después de la fuga, se colocaron retenes de la Policía Estatal en los accesos al poblado. Cerca de 15 elementos de la policía municipal, armados con armas largas, vigilan un ayuntamiento que está, en la práctica, acéfalo. «Ayer había más movimiento, pero ya no», agrega Don Aurelio.

La presencia de gente armada en la región, principalmente de La Familia Michoacana, ha cambiado la rutina. La feria en honor al patrono del pueblo ya no tiene la afluencia de otros años. «La gente ya no baja, si acaso el mero 21 viene gente, pero ya menos».

En la carretera que llega de Colorines se pueden ver aún los rótulos en las paredes que piden el voto para el perredista Wicho la Paz, esposo de la actual alcaldesa, quien también se encuentra prófuga. Esta pareja es investigada por sus vínculos con la Familia Michoacana, que, con cobros de piso, extorsiones, amenazas e incluso secuestros, han dejado una profunda marca en la región.

La incertidumbre crece en Santo Tomás, donde la ausencia de un alcalde solo es el reflejo de un problema mucho más profundo: la convivencia forzada entre la belleza del paisaje y la sombra del crimen organizado.
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