En el equipo de la maestra Delfina se han prendido las alertas ante los abundantes indicios de una traición anunciada. La preocupación en el primer círculo de la precandidata es por los repetidos desplantes de desinterés o de franco sabotaje de algunos desleales. Fingen, simulan buenas intenciones, pero sus acciones los delatan. En el fondo no quieren ni trabajan por el triunfo de la maestra.
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Liderazgos como los de los alcaldes de Ecatepec, Fernando Vilchis; Tecámac, Mariela Álvarez; Nicolás Romero, Armando Navarrete; Nezahualcóyotl, Adolfo Cerqueda –por citar algunos de los más importantes y visibles– han manifestado en diversas oportunidades su desacuerdo en cómo se les ha pretendido articular al trabajo político-electoral. Todos coinciden en que se les ha relegado, menospreciado. La discordia entre los cuadros dirigentes es obvia y manifiesta.
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Horacio Duarte está obligado a plantearle a la maestra cambios en el equipo y en la estrategia. Mantener lo que ha funcionado y mover a un lugar donde hagan menos daño a quienes no han dado resultado. Se requerirá de trabajo político fino, pero mano firme. Perder la ventaja que tiene Morena solo sería posible por incompetencia o traición.
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La UAEMex está en calma, una prudente calma. En contexto electoral aviva el interés de la comunidad, pero no ha permitido que agentes políticos externos alteren el orden. La conciencia crítica está viva y actuante sin dejarse embelesar por la retórica partidista. Han fallado quienes apostaron a desestabilizarla.
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Se avecinan nuevos ajustes en el equipo del gobernador Alfredo del Mazo. Algunos se irán a reforzar el equipo de la candidata del PRI; otros, que saldrán francamente en graciosa huida y, unos más, a salvaguardar la salida del gobernador Alfredo del Mazo. Así son los ciclos.