El tráfico en la metrópoli del valle de Toluca es insufrible, la seguridad pública pésima, el agua es escasa y de baja calidad. En épocas de lluvias las inundaciones son cosa común, el sistema de drenaje es no resiste. La contaminación es un problema de salud pública. La políticas públicas de expansión y desarrollo inmobiliarios de los últimos tres gobierno –Montiel-Peña-Eruviel-, fueron la desgracia que nos ha llevado donde estamos hoy, a convertir la zona en un lugar inhabitable. El bello y tranquilo Valle de Toluca cada vez se parece más al complicado y horroroso Valle de México. Ojalá que el secretario de Desarrollo Urbano, Enrique Jacob, piense en eso antes de firmar con tanta facilidad, todos los días, licencias para seguir construyendo por acá sin plena conciencia del impacto ambiental. Es un negocio donde ganan muy pocos y perdemos todos.
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El notario número 6 de Toluca, Erick Santín Becerril, quiere ser el nuevo presidente del Colegio de Notarios del Estado de México y está en su derecho. Para ello, ha conseguido el apoyo de un grupo de compañeros que se distinguen por haber saltado de la actividad política y la administración pública a la fe pública, sin mayor mérito, que haber contado en el momento adecuado con buenas relaciones con el poder. Peor aún, hay entre sus prosélitos un notario embarrado de irregularidades en el nebuloso desempeño de sus funciones en Valle de Bravo, un joven notario impugnado y cuyo nombramiento continúa en litigio y otro señalado de irregularidades en su fugaz paso por la directiva saliente. El propio Santín Becerril, ha sido sujeto a investigación por presuntamente estar involucrado en con una red de gestores que maquilaban escrituras públicas, de hecho, le fueron repuestos 70 volúmenes de protocolo por esa razón, récord en la historia de notariado.
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El PRI no ha tocado fondo, todavía le falta más que perder, y podrá ser en 2021, cuando no esté en condiciones de ganar uno solo de los 125 ayuntamientos, ni una diputación local o federal. Eso no lo está diciendo MORENA o el PAN, son los propios priístas quienes lo advierten cuando lamentan que, a pesar del cataclismo, no haya capacidad de cambio y sí de mucha simulación, como siempre.
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Vaya grata sorpresa ha sido el desempeño del doctor Gariel O´Shea en esta su segunda ocasión al frente de la secretaría de Salud. Asumir el riesgo y romper con el pacto de impunidad, que históricamente garantizó paz a los corruptos y los ineptos, es un gran paso que debe ser valorado y respaldado por todos, ese sí es un cambio de verdad.
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Todo mundo sigue preguntándose donde están el ex secretario de Salud, Cesar Gómez Monge y su ex director de Administración, Manuel Marcúe Díaz. El que nada debe, nada teme, es inexplicable que no den la cara y expliquen todo lo que tienen que explicar en este momento del proceso administrativo aclaratorio. Están escondidos, huidos, como si de prófugos se tratase, triste final para las carreras políticas y el servicio de dos jóvenes que pudieron llegar lejos pero parece les venció la codicia.