Ottawa, Canadá. En este país, punta de la civilización mundial, el ascenso al poder de Andrés Manuel López Obrador es buena noticia y gran oportunidad para que Mexico progrese y cierre la brecha con sus socios y vecinos del norte. Acá se ve a este honesto hombre de izquierda con la fuerza moral e intelectual para sacar a su país de la horrorosa crisis en la que está hundido desde hace más de tres décadas.
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El mandato de las urnas de julio pasado redistribuyó el poder en el Estado de México para poner a funcionar el sistema de freno y contrapesos que acabará, de entrada, con la hegemonía de un grupo, todo para bien del pueblo. Suplir una camarilla con otra es una lectura equivocada, perversa y regresiva. Los poderes legislativo y ejecutivo deben coexistir en igualdad, complementarse para que el sistema funcione de manera correcta, que no intente superponerse uno a otro, avasallarlo o someterlo. La tentación de algunos cuantos diputados engreídos por abusar del cargo y torcer el torcer el mandato es una traición. Como representantes populares, lo que tendrían que estar haciendo es ponerse de acuerdo con el Ejecutivo y Judicial para colocar, mediante leyes, mayores controles sociales al poder, no como Penélope, destejiendo de noche lo que se ha tejido en el día.
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Por más esfuerzos que hizo el secretarío General de Gobierno, Alejandro Ozuna, por meter la mano en la elección del Colegio de Notarios para favorecer a su candidato favorito, nada más no pudo y terminaron perdiendo ambos. Vaya sopapo de los fedatarios al número 2 del gobierno que entró tratando de apagar el fuego y… salió quemado.
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Raymundo Rivapalacio, furibundo crítico del nonato gobierno de Lopez Obrador, tiene derecho a decir lo que le venga en gana aunque sean mentiras completas o verdades medias, sesudos análisis o rebuznos, su libertad es sagrada. Pero bien vale la pena destacar que le repulsa todo. Lo que haga AMLO coincide en el tiempo con su ingreso al equipo del empresario Luis Maccise, uno de los más beneficiados y enriquecidos durante el Peñato. Rivapalacio es empleado de Maccise en Capital Media y cobra muy bien. Ese dato es fundamental para el análisis sin necesidad de llegar a la hermenéutica.
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Todos lo contratos y concesiones vigentes de OHL -ahora con su nueva razón social de Aleatica- serán revisados por la legislatura local a pertición del nuevo gobierno federal. La intención es verificar que no violen o hayan violado la menor parte, porque si es así, iniciarán el proceso legal. Para quitárselos. El primero podría ser el aeropuerto de Toluca. ¡Vaya!