El ex presidente Enrique Peña ya está instalado en su casa de Ixtapan de la Sal, llegó la semana anterior, según el testimonio de algunos de sus vecinos del club de golf Gran Reserva. Está solo, sin esposa ni hijos, como sucede desde hace muchos tiempo. El aparato de seguridad que le acompaña es muy menor al que tenía cuando estaba en el poder, antes eran mas de 100 elementos, hoy apenas media docena. Ha vuelto Enrique Peña a su tierra, de la que salió triunfante y regresó derrotado.
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El rechazo popular a Enrique Peña en su tierra, el Estado de México, es enorme, de acuerdo a todas las encuestas elaboradas durante todo el año. Aunque no hay pregunta específica respecto a su residencia en estas tierras, 8 de cada 10 mexiquenses tienen una muy mala opinión de él; no le ven con buenos ojos. No será fácil su estancia, por el contrario, habrá ciertos rasgos de hostilidad cuando intente anda por la calle como un ciudadano común. Por el contrario, entre las élites, su vida será fantástica. Allí le aprecian mucho, le respetan y le admiran. Los grupos de poder económico y político del Estado de México le acogerán de maravilla, tienen mucho que agradecerle, de hecho son lo que son en buena medida gracias a él. Los mayores riesgos de Enrique Peña en su retorno a casa, será la pícara raza, porque enemigos mayores la verdad es que aquí no tiene. El pueblo agraviado por su mal gobierno, ya se las cobró en julio pasado.
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El ISSEMYM está como está, no por la derogación de la ley que hizo la actual legislatura, eso es falso de toda falsedad. La mayoría de sus problemas se derivan de la pésima e irresponsable administración que el instituto ha tenido al menos durante los últimos 30 años. Los gobiernos priistas han sido tan irresponsables que han llegado al extremo de tomar los fondos de pensiones para invertirlos en la bolsa de valores, así fue en los tiempos de Arturo Montiel con Luis Miranda presidiendo el Consejo. Tomaron mil millones de pesos y los pudieron a jugar en valores bursátiles.
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La familia Manzur ha explotado ininterrumpidamente el negocio de las grúas desde hace casi 50 años en el valle de Toluca. Fue durante el gobierno de profesor Carlos Hank González (1969 – 1975), cuando recibió las primeras concesiones. El servicio que presta es malo y caro, muy abusivo. La familia se ha hecho multimillonaria metiendo fuerte la mano en los bolsillos de los poseedores de algún vehículo. Precisamente por eso, por sus abusos, parece que ha llegado el tiempo de que le retiren los permisos para los servicios de arrastre y corralón, al menos eso lo que pretende la mayoría de Morena en la legislatura. Ojalá lo haga.
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Mal empieza la semana al que asesinan en lunes. No es buena señal que al nuevo alcalde Toluca se le esté subiendo tan pronto el cargo, da signos evidentes de que padece el síndrome del ladrillito. Para apaciguar ese ego que lo obnubila, sería bueno que alguien le recordara que está donde está gracias a la popularidad de Andrés Manuel. Lo difícil no fue llegar, será sostenerse.