El Estado de México es el principal mercado de consumo de gasolina en el país con 5.1 millones de vehículos que abastecer. Allí está la explicación de qué tan grande es aquí el tráfico de combustibles robados. La mafias de huachicoleo tienen en estas tierras mexiquenses sus más grandes redes de distribución. Es un negocio de miles de millones de pesos al año, quizás entre ocho y diez millones, de ese tamaño.
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La pregunta obligada es entonces, ¿quién está metido en ese negocio? La respuesta es muy sencilla, la mayor cantidad de combustible robado se vende en la estaciones de servicio regulares, mezclan gasolina de la buena con la robada. Son alrededor de 740 gasolineras en todo el Estado de México y los nombres de sus propietarios o testaferros, públicos. En el negocio de huachicol están metidos hasta la manitas los dueños de las gasolineras, no todos, pero sí una inmensa mayoría. Es una verdad incontrovertible. Atraparlos es cuestión de voluntad política, más que de una sesuda investigación policial.
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De siempre, la clase política mexiquense, particularmente la priista, ha controlado el negocio de las gasolineras en el Estado de México junto con un reducido grupo de empresarios españoles ya sea de origen o de ascendencia. Allá por el año 2000 empezó el boom de la compra de estaciones por personajes del poder. Muchas de la figuras del montielismo, el peñismo y el eruvielato le entraron fuerte al negocio. Tarde que temprano el escándalo de huachicol terminará tocándolos.
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Así, como se ven las cosas, no será una sorpresa que en las elecciones por venir PRI, PAN, MC, PVEM y PRD, hagan alianza para competirle a MORENA. Piistas, panistas y perredistas unidos pragmáticamente para dar pelea a la izquierda. No tendrán de otra,
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El Estado de México será la entidad del país con el mayor presupuesto, nadie más como él, tendrá a disposición 288 mil millones de pesos para hacer gobierno. Es una cantidad brutal de dinero, que algunos dirán que nunca habrá cantidad suficiente para resolver los problemas. Quizá tengan razón, pero eso no es el fondo. El reto debe ser el de logra una administración eficiente, de hacer que el dinero rinda para más. Rodrigo Jarque se ha revelado como un muy buen secretario de Finanzas, deberá consolidarse. Efectivamente es neoliberal, pero ha dado muestras que puede adaptarse a la nueva realidad.
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Estas es la ultima columna de 2018, gracias a todos los lectores por hacerla posible. Fue un año espléndido, redondo podríamos decirlo. Paz, esperanza, honor y gloría. ¡Feliz 2019!