Se dice que

  Seúl, Corea.- Este país ha dejado al mundo entero con la boca abierta con su sorprendente desarrollo. Hace apenas 66 años estaba totalmente destruido después de guerra, peor que cualquiera de los países latinoamericanos más pobres, pero en solo 6 décadas logró lo que los expertos llaman “el milagro de Asia oriental”. La clave […]

 

Seúl, Corea.- Este país ha dejado al mundo entero con la boca abierta con su sorprendente desarrollo. Hace apenas 66 años estaba totalmente destruido después de guerra, peor que cualquiera de los países latinoamericanos más pobres, pero en solo 6 décadas logró lo que los expertos llaman “el milagro de Asia oriental”. La clave del éxito, sin duda, fue apostar al capital humano, educar al pueblo y allí están los resultados. Formar ingenieros y personal industrial en las universidades para sostener el desarrollo manufacturero de donde sale el dinero que ha llevado en tiempo récord a este del tercer al primer mundo. Hoy, el sistema educativo coreano está calificado por la OCDE como el segundo mejor del planeta, solo atrás del finlandés. La educación funciona perfectamente como elevador social, los jóvenes lo saben y compiten hasta el agotamiento por tomar un lugar en las aulas. Para darse una idea de la importancia que el Estado coreano da a la formación académica, solo en esta ciudad hay 50 universidades, todas generando conocimiento y formando personas productivas y solidarias. Sin duda este es un ejemplo inspirador del que deberíamos aprender los países en vías de desarrollo.

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Los secretarios de Educación y de Desarrollo Económico del Estado de México, deberían ampliar sus horizontes y darse una vuelta por acá, hay mucho que aprender y excelentes oportunidades de negocio en esta región del mundo en la que coexisten China, Japón y Corea, tres gigantes.

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No solo la UAEM está problemas, también la UAM Lerma y Chapingo, en Texcoco. La universidad pública está bajo presión por intereses políticos y fallas en su estructura financiera, es obvio que hace falta una gran reforma, pero mas allá de los intereses de grupo o impuesta desde la elites, muchas veces ignorantes. La institución está en riesgo y como sociedad tenemos que defenderla.

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Ocoyoacac tiene una niña alcaldesa. Llegó al cargo a fuerza de la voluntad popular, sin duda es legítima, pero a la luz de sus resultados no estaba preparada para el cargo. Cándida, la engatuzan fácilmente, profesionales de la agitación política tienen a su gobierno de cabeza. Para gobernar bien, además de honestidad y buena voluntad, son indispensables conocimientos y capacidades. La cruda postelectoral, la decepción, empieza a pegar en la gente.

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No hay que perder de vista al diputado Luis Miranda, su capacidad para mover los hilos de la política y el poder en el Estado de México, parece que sigue intacta a pesar de la caída del peñismo. Pronto se hablará mucho de él.