Se dice que

El alcalde de Toluca hace lo correcto al exigir a los dueños del negocio del transporte en la ciudad, que sus unidades dejen de contaminar porque nos están envenenando. Es obvio que no lo harán por voluntad propia, su conciencia ecológica es muy menor frente a sus afanes de ganar dinero, por eso es válida […]

El alcalde de Toluca hace lo correcto al exigir a los dueños del negocio del transporte en la ciudad, que sus unidades dejen de contaminar porque nos están envenenando. Es obvio que no lo harán por voluntad propia, su conciencia ecológica es muy menor frente a sus afanes de ganar dinero, por eso es válida y legal la fuerza coactiva. La refriega de este miércoles entre policías y taxistas en resistencia a las medidas de inspección por la contingencia, por supuesto es un hecho lamentable, pero consustanciales al proceso de restauración del orden. Juan Rodolfo tiene en este caso toda la razón, no habría que regatearle apoyo. El alcalde es tan fuerte en la medida de sus buenas causas y la aceptación social de ellas.

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Si la gente supiera que las partículas PM 2.5 que estamos respirando todos los días en los valles de Toluca y México por la maldita contaminación son precursoras de cáncer de pulmón, infarto, diabetes, EPOC y neumonía, el consenso social sería por detener y sancionar a todos los agentes envenenadores del medio ambiente. No al fascismo verde, pero sí al ejercicio pleno de autoridad en defensa de la salud y la vida.

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No, no son buenas noticias. La incidencia delictiva no cede a pesar de los muchos y obvios esfuerzos de la autoridad. De enero a abril fueron denunciados 100 mil 417 delitos, el mismo promedio de los 10 años anteriores. Sí, el Estado de México es la entidad de la república donde más crímenes son cometidos, pero, no es que aquí seamos más malos que en cualquier otra parte del territorio, es el efecto de concentrar la mayor población del país. Devolver la seguridad a población tardará todavía, quizás el sexenio no alcance, pero lo peor que puede sucedernos como sociedad es rendirnos y perder la esperanza.

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Esta misma semana entrará a territorio estatal la Guardia Nacional, serán en la primera etapa alrededor de 600 elementos mejor capacitados, pagados y controlados que cualquier policía. Serán muy útiles, la sociedad debería abrazarlos, honrarlos y procurarlos, vienen a salvarnos, sonará inocente pero más vale así asumirlo.

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Entre 2015 y 2018 fueron registrados 102 linchamientos en el Estado de México. Francamente brutal. Las cifras son del reporte especial elaborado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Algo así solo puede producir escalofrió, la turba que sustituye a las instituciones de seguridad y justicia. La crisis de civilización que padecemos los mexiquenses es sórdida y dolorosa. Estamos muy mal.