Se dice que

  Cómo cambian las cosas y los ánimos en estos tiempos de cambio de régimen. Quién iba a decirlo, pero hoy la conversación de la clase política y de la sociedad en general se construye a partir de la curiosidad maliciosa sobre si el presidente Peña terminará juzgado y encarcelado por los muchos actos de corrupción en su […]

 

Cómo cambian las cosas y los ánimos en estos tiempos de cambio de régimen. Quién iba a decirlo, pero hoy la conversación de la clase política y de la sociedad en general se construye a partir de la curiosidad maliciosa sobre si el presidente Peña terminará juzgado y encarcelado por los muchos actos de corrupción en su gobierno. La gente se pregunta -más como anhelo que como inquietud- si caerán Ruiz Esparza, Luis Miranda o Luis Videgaray, entre otros personajes emblemáticos del sexenio pasado. Sí, cómo cambian las cosas.

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Luis Videgaray y Juan José Guerra Abud, en su calidad de integrantes del Consejo de Administración de Pemex -uno como secretario de Hacienda, el otro como secretario de Medio Ambiente-, tuvieron que autorizar todas y cada una de las acciones que Lozoya ejecutaba. No se mandaba solo, tenía que pedir permiso o autorización para todo. Es un hecho que Videgaray y Guerra Abud tendrán que ser llamados a cuentas por la justicia.

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Videgaray tiene el agua al cuello. El petulante tecnócrata que domó y dominó a la clase política mexiquense durante los anteriores dos sexenios, no solo aparece en el expediente de la escandalosa corrupción en Pemex, también lo está en los sobornos de Odebrecht a la campaña presidencial de Peña –él era el coordinador general-, como también lo estuvo en el caso Monex, la “Casa Blanca” y la casa HIGA de Malinalco o en el saqueo de recursos públicos del Estado de México con las leoninas renegociaciones a la deuda pública y la entrega de los negocios multimillonarios llamados PPS a sus financistas. Fue un verdadero asco.

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Quién sabe qué mosco le picó a Marcela González porque desde que llegó  a la Secretaría de Cultura va de un conflicto a otro, como si no hubiera mejores cosas que hacer. Ahora la acusan de pretender desaparecer, sin aparente razón, a la Compañía de Ballet Clásico del Estado de México. ¿Qué es lo que realmente está sucediendo?

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Hay victorias pírricas, de esas que cuestan más que la derrota, como la que el PRI padece en San Mateo Atenco, donde su reelecto alcalde Julio César Serrano –quien ganó apenas con una ventaja menor a 50 votos- se ha vuelto un verdadero dolor de gónadas para su partido y para el gobierno estatal, que un día sí, y otro también, reciben quejas de los negocios que se hacen con la extorsión a desarrolladores inmobiliarios a quienes les exigen cantidades que van desde 100 mil pesos hasta millones por liberar permisos, licencias o derechos. El nombre que se repite una y otra vez en la denuncias, es el del director de organismo operador de agua OPDAPAS, Sergio Mauricio Salazar Jiménez. Hay canguros y ratoncitos, pero todos hacen daño.