Edimburgo, Escocia.– La más grande plataforma para el florecimiento del espíritu humano en el mundo actual, llegó a su fin con el inicio de semana. El Festival Internacional -de artes escénicas- y el Festival Fringe -de acceso abierto- lograron mover a Europa y colocar a Edimburgo como epicentro de la cultura. Para tener más o menos una idea, es como un Cervantino del siglo XXII con esteroides y sin alcohol.
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La muerte de Nevith Condés Jaramillo, asesinado a puñaladas -no se sabe hasta el momento de escribir esta columna por quién ni por qué-, es tan dolorosa como la pérdida de cualquier vida arrebatada por la demencial violencia, independientemente de que sea periodista o no. La inseguridad en el Estado de México es insoportable, pero en la región de Tierra Caliente, en el sur colindante con Guerrero y Michoacán, es un verdadero infierno desde hace más de 15 años. Allá nadie está seguro, no solo los periodistas, ni los médicos, profesores, mujeres, niños, ancianos, jóvenes… absolutamente nadie. El crimen organizado ha desplazado y sustituido al Estado de hace casi dos décadas y muy pocos se han ocupado del tema. Este es el momento de visibilizar lo que sucede y exigir que se resuelva.
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Alberto Bazbaz siempre ha sido un bribón desfachatado. Su paso por la Procuraduría de Justicia es uno de los capítulos mas vergonzosos en la historia de esa institución. Siempre protegido y promovido por Humberto Castillejos, quizá uno de los más canallas y perversos colaboradores de Enrique Peña, tomó el servicio público como vía para enriquecerse rápido y fácilmente. Bazbaz se hizo de una cantidad asombrosa de propiedades en Santa Fe e Interlomas, que acumulados los salarios que cobró como Procurador, en la Unidad de Inteligencia Financiera y en el CISEN, apenas si le alcanzarían para solo uno de sus departamentos. En la propia comunidad judía de Huixquilucan, a la que pertenece, las opiniones sobre su persona no son nada buenas. Bazbaz, Castillejos y Alfredo Castillo, el tridente del diablo, deberán ser llamados a cuentas.
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A Daniel García Rodríguez y Felipe Reyes Alpízar los puso en prisión Alfonso Navarrete Prida en sus tiempos de procurador de Justicia del Estado de México en el gobierno de Arturo Montiel. Una investigación de su fiscal para asuntos especiales, Víctor Torres Moreno los imputó como los asesinos de la regidora del PAN en Atizapán de Zaragoza, María de los Ángeles Tames. Que 17 años después no hayan podido ser condenados y que hayan logrado salir de la cárcel para seguir su proceso en libertad, debería causarle vergüenza profesional al también ex secretario de Gobernación y, por supuesto, a los hombres que controlan al Poder Judicial que una vez más quedan evidenciados.
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No solo el ex presidente Enrique Peña está en apuros bajo sospecha de haberse enriquecido corruptamente, también su hermano Arturo, a quien se le investiga como beneficiario de contratos en DICONSA para la proveeduría de leche, asignados directamente, sin mediar concurso ni garantía de mejor precio y calidad, por el entonces director de la paraestatal, Héctor Velasco Monroy. El asunto es gravísimo.
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