La cantidad de dinero acumulado por Antero Rodarte, básicamente durante el sexenio presidencial de Enrique Peña, es inocultable. Por más esfuerzos que hiciera para esconderla, fracasaría. El volumen es de tal dimensión, que no puede. Quienes lo conoce bien, toluqueños de cepa, hablan de sus correrías por el mundo buscando paraísos fiscales, de sus ranchos, casas de playa, residencias. Antero se volvió, como asesor financiero del expresidente, un hombre inmensamente rico. No solo él, también su descendencia.
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La Secretaría de la Función Pública no puede sujetar a investigación a Antero, pues todo el tiempo que trabajo para el presidente lo hizo como externo a través de un outsourcing, nunca fue integrado a la nómina del gobierno federal para así evadir cualquier fiscalización. Tenía oficina en Los Pinos, pero nunca fue parte de la estructura.
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Otro personaje del peñato del que sorprende su riqueza es Carlos Ramírez Velasco, el primo del presidente que se desempeñó como Coordinador General de Administración de la Oficina de la Presidencia de la República, el hombre que manejó la caja chica. En su natal Atlacomulco, donde le conocen muy bien desde que era niño, se quedan boquiabiertos ahora que ha regresado como multimillonario. Cuando su primo fue gobernador también le fue bien, lo puso un tiempo al frente del negocio de la policía auxiliar, tomó buenos dividendos del CUSAEM y se fue. Su historia es digna de contarse a detalle.
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El talante autoritario de la fallida alcaldesa morenista de Metepec es tan lamentable como peligroso. La inestabilidad emocional la obnubila. La crítica es severa con esa mujer, su propia gente lo dice: cuando no anda festiva está enojada y viceversa. Sus desplantes contra el grupo de vecinos que en legítima defensa del espacio público no permitieron la construcción de un cuartel en el parque La Pila, eran de pequeña sátrapa. Ahora, cual dictadorzuela, arremete contra la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, solo por defender a los activistas y simpatizar con su causa. ¿Quién diablos en su sano juicio volvería a votar por ella?
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Empieza a volverse común ver a los mismos activistas en diferentes acciones y por diversas causas. Las fotografías no mienten, se les ve por todos lados casi con ubicuidad, los mismo en los movimientos universitarios, que en las protestas contra el tarifazo o la toma de facultades. Polifacéticos, eso sí.